miércoles, 10 de febrero de 2010

Ser… o No ser Blanco… ó Negro Amigo… ó Enemigo

Ser… o No ser Blanco… ó Negro Amigo… ó Enemigo

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Al parecer toda existencia se manifiesta de forma bipolar: Arriba- Abajo;   Bien-Mal;    Luz — Obscuridad, etc…
En las poblaciones de “seres humanos” que habitan el planeta Tierra, desde miles, quizás millones de años, agrupaciones de naciones humanas se posicionan enfrentadas entre sí en una relación HOSTIL… De aquí la palabra hostilidades como equivalente a guerras.    Esa contraposición no debe extrapolarse al ambito privado, es decir, a las relaciones de vecindad entre hombres y mujeres que pertenecen a un a misma comunidad racial, cultural ó religiosa.  La confusión de ámbitos puede llegar a tener gravísimas consecuencias, como veremos a continuación, gracias al esclarecimiento de ideas que nos aportan dos artículos que tomamos prestados de un blog cuya calidad se nota desde un simple vistazo.  Lo que sigue a continuación está  copiado de Círculo Identitario Nietzsche:

lunes 1 de febrero de 2010

Distinción entre amigo y enemigo como aquello que determina el concepto de lo político

Se inicia con este pequeño fragmento de la obra de Carl Schmitt, El concepto de lo político, al que seguirán otros dos más, una breve serie para reivindicar el pensamiento del politólogo alemán y para poner de manifiesto la actualidad y utilidad de algunas de sus teorizaciones en el combate en defensa de nuestro pueblo. Este primer fragmento introduce y justifica metodológicamente la distinción entre amigo y enemigo como determinante de lo político, una de las mayores contribuciones teóricas de Schmitt. El segundo servirá para establecer con precisión que es un amigo y qué un enemigo, algo que parece que hemos olvidado. En el tercero (que a diferencia de los dos precedentes sí se comentará) se explicará cómo un grupo étnico y/o religioso antagonista del nuestro puede convertirse en un enemigo político, lo cual nos obligará a hacer referencia al, no por negado menos conocido, proyecto de dominación islámica sobre nuestra nación.
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«Si se aspira a obtener una determinación del concepto de lo político, la única vía consiste en proceder a constatar y a poner de manifiesto cuáles son las categorías específicamente políticas. Pues lo político tiene sus propios criterios, y éstos operan de una manera muy peculiar en relación con los diversos dominios más o menos independientes del pensar y el hacer humanos, en particular por referencia a lo moral, lo estético y lo económico. Lo político tiene que hallarse en una serie de distinciones propias últimas a las cuales pueda reconducirse todo cuanto sea acción política en un sentido específico.
Supongamos que en el dominio de lo moral la distinción última es la del bien y el mal; que en lo estético lo es la de lo bello y lo feo; en lo económico la de lo beneficioso o lo perjudicial, o tal vez la de lo rentable y lo no rentable. El problema es si existe alguna distinción específica, comparable a esas otras aunque, claro está, no de la misma o parecida naturaleza, independiente de ellas, autónoma y que se imponga por sí misma como criterio simple de lo político; y si existe, ¿cuál es?
Pues bien, la distinción política específica, aquella a la que pueden reconducirse todas las acciones y motivos políticos, es la distinción de amigo y enemigo. Lo que ésta proporciona no es desde luego una definición exhaustiva de lo político, ni una descripción de su contenido, pero sí una determinación de su concepto en el sentido de un criterio. En la medida en que no deriva de otros criterios, esa distinción se corresponde en el dominio de lo político con los criterios relativamente autónomos que proporcionan distinciones como la del bien y el mal en lo moral, la de belleza y fealdad en lo estético, etc. Es desde luego una distinción autónoma, pero no en el sentido de definir por sí misma un nuevo campo de la realidad, sino en el sentido de que ni se funda en una o varias de esas distinciones ni se la puede reconducir a ellas».
El concepto de lo político. Carl Schmitt. Alianza, Madrid, 2009, pág. 56.
Publicado por León Riente en 2/01/2010 10:55:00 PM 3 comentarios 
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unes 8 de febrero de 2010


Significado de los conceptos de amigo y enemigo en Carl Schmitt

«Los conceptos de amigo y enemigo deben tomarse aquí en su sentido concreto y existencial, no como metáforas o símbolos; tampoco se los debe confundir o debilitar en nombre de ideas económicas, morales o de cualquier otro tipo; pero sobre todo no se los debe reducir a una instancia psicológica privada e individualista, tomándolos como expresión de sentimientos y tendencias privados. No se trata ni de una oposición normativa de una distinción “puramente espiritual”. En el marco de un dilema específico entre espíritu y economía (y del cual nos ocuparemos en el ap. 8), el liberalismo intenta disolver el concepto de enemigo, por el lado de lo económico, en el de un competidor, y por el lado del espíritu, en el de un oponente en la discusión. Bien es verdad que en el dominio económico no existen enemigos sino únicamente competidores, y que en un mundo moralizado y reducido por completo a categorías éticas quizá ya no habría otra cosa que oponentes verbales. En cualquier caso aquí no nos interesa saber si es rechazable o no el que los pueblos sigan agrupándose de hecho según que se consideren amigos o enemigos, ni si se trata de un resto atávico de épocas de barbarie; tampoco vamos a ocuparnos de las esperanzas de que algún día esa distinción desaparezca de la faz de la tierra, ni de la posible bondad o conveniencia de hacer, con fines educativos, como si ya no hubiese enemigos. No estamos tratando de ficciones ni de normatividades, sino de la realidad óntica y de la posibilidad real de esa distinción. Se podrán compartir o no esas esperanzas y esos objetivos pedagógicos; pero lo que no se puede negar razonablemente es que los pueblos se agrupan como amigos y enemigos, y que esta oposición sigue estando en vigor, y está dada como posibilidad real, para todo pueblo que exista políticamente.
Enemigo no es pues cualquier competidor o adversario. Tampoco es el adversario privado al que se detesta por cuestión de sentimientos o antipatía. Enemigo es sólo un conjunto de hombres que siquiera eventualmente, esto es, de acuerdo con una posibilidad real, se opone combativamente a otro conjunto análogo. Sólo es enemigo el enemigo público, pues todo cuanto hace referencia a un conjunto tal de personas, o en términos más precisos a un pueblo entero, adquiere eo ipso carácter público. Enemigo es en suma hostis, no inimicus en sentido amplio; es πολεμιοϛ, no εχφροϛ. A semejanza de lo que ocurre también en muchas otras lenguas, la alemana no distingue entre “enemigos” privados y políticos, y ello da pie a multitud de malentendidos y falseamientos. La famosa frase evangélica “amad a vuestros enemigos” (Mt. 5, 44; Lc. 6, 27) es en original “diligite inimicos vestros”, αγαπατε τουϛ εχφρουϛ υμων, y no “diligite hostes vestros”; aquí no se habla de enemigo político. En la pugna milenaria entre el Cristianismo y el Islam jamás se le ocurrió a cristiano alguno entregar Europa al Islam en vez de defenderla de él por amor a los sarracenos o a los turcos. A un enemigo en sentido político no hace falta odiarlo personalmente; sólo en la esfera de lo privado tiene algún sentido amar a su “enemigo”, esto es, a su adversario. La cita bíblica en cuestión tiene menos que ver con la distinción política entre amigo y enemigo que con un eventual intento de cancelar la oposición entre bueno y malo o entre hermoso y feo. Y desde luego no quiere decir en modo alguno que se deba amar a los enemigos del propio pueblo y apoyarles frente a éste».
El concepto de lo político. Carl Schmitt. Alianza, Madrid, 2009, págs. 58-59.
Publicado por León Riente en 2/08/2010 09:43:00 PM 4 comentarios 
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