martes, 28 de marzo de 2017

más propaganda odiosa

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LUNES, 28 DE MARZO DE 2016


ESTRENO DE ‘EL CASO FRITZ BAUER’
‘El caso Fritz Bauer’: el primer alemán cazanazis
‘El caso Fritz Bauer’ reconstruye la lucha del fiscal alemán que envió a juicio a Adolf Eichmann
‘El caso Fritz Bauer’.
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29.04.2016 – 05:00 H. – ACTUALIZADO: 3 H.
El nombre de Adolf Eichmann ha pasado a la historia gracias a la crónica que escribió Hannah Arendt sobre su juicio. Como otros destacados nazis que huyeron de su país al final de la Segunda Guerra Mundial, este teniente coronel de las SS se refugió en Argentina bajo una identidad falsa. El Mossad lo secuestró y lo trasladó a Israel, donde tuvo lugar el famoso proceso a partir del que la filósofa alemana desgranó el concepto de la banalidad del mal, el quid para repensar el horror que asoló Europa en la mitad del siglo XX no como un totalitarismo abstracto y enajenado sino como un ejercicio de unacotidianidad gris y burocrática.
Tráiler en español de ‘El caso Fritz Bauer’
En la identificación y captura del llamado arquitecto de la solución final, hubo un nombre clave: Fritz Bauer. Su importancia, sin embargo, no ha trascendido hasta hace bien poco, a pesar incluso de que Arendt lo cita puntualmente en el primer capítulo de ‘Eichmann en Jerusalén’, cuando contextualiza por qué el dirigente nazi acabó ante un tribunal israelí y no ante uno alemán. Bauer era por aquel entonces fiscal general del estado de Hesse y fue el principal responsable de localizar al criminal nazi en el país iberoamericano. A mediados de los años cincuenta, ningún otro alemán compartía su obstinación en perseguir y enjuiciar a los nazis que se habían escapado de los procesos de Núremberg, muchos más de los que la República Federal estaba dispuesta a admitir. Pero ¿quién era Fritz Bauer y por qué fue el primer alemán cazanazis?
Tibia desnazificación
‘El caso Fritz Bauer’
Judío no practicante, Bauer se convirtió en el juez más joven de la República de Weimar. Perseguido durante el nazismo, no tanto por sus apellidos como por sumilitancia socialdemócrata, pasó unos meses en un campo de prisioneros y se exilió a Escandinavia. A su regreso a la Alemania de la posguerra, fue nombrado fiscal general. Desde este puesto, se obstinó en llevar ante los tribunales a los responsables de la barbarie nazi que todavía campaban libres y completar el más que tibio proceso de desnazificación que se había iniciado justo tras la guerra.
La RFA de los años cincuenta, con Konrad Adenauer en el Gobierno, vivía en pleno proceso de recuperación económica y tenía muchas más ganas de enterrar el pasado que de confrontarlo. La presencia de antiguos mandos nazis en órganos de poder era mucho más cuantiosa de lo que el discurso oficial reconocía. Pero nadie en la Alemania Occidental tenía ganas de remover unasunto tan espinoso. Excepto Fritz Bauer.
La presencia de antiguos nazis en el poder era cuantiosa, pero nadie en Alemania tenía ganas de remover asunto tan espinoso. Excepto Fritz Bauer
‘El caso Fritz Bauer’ arranca con unas imágenes de archivo del fiscal general hablando en la televisión, en que reivindica el pasado glorioso de esa Alemania capaz de engendrar a Goethe y Beethoven. Pero también denuncia al país que generó a Hitler y Eichmann. Para Bauer, ya era hora de que una nueva generación de jóvenes alemanes tuviera la oportunidad de confrontar esos demonios del pasado reciente contra los que sus padres no habían sido capaces de luchar. De aquí la obsesión no solo por perseguir e identificar a los antiguos criminales nazis, sino sobre todo por llevarlos a juicio en su propio país.
Misterioso fallecimiento
Tras este prólogo documental, la película de Lars Kraume apunta al todavía misterioso fallecimiento del fiscal (apareció muerto en la bañera de su casa, supuestamente por una sobredosis de somníferos) para pasar a centrarse en todo el proceso que llevó a cabo para capturar a Adolf Eichmann con todo un país, el suyo, en contra. Lo que le empujó a trabajar con el Mossad, porque no se fiaba del servicio de inteligencia alemán, un acto que podía considerarse alta traición. Su objetivo era que, una vez el Mossad hubiera apresado a Eichmann, la RFA negociara con Israel su extradición, pero esto nunca sucedió…
El objetivo de Bauer era que, una vez el Mossad hubiera apresado a Eichmann, la RFA negociara con Israel su extradición, pero nunca sucedió
La película adopta así un aire de ‘thriller’ político que le otorga cierta personalidad más allá de la mera reconstrucción ‘telefilmesca’ de unos hechos históricos. Bauer, reencarnado en la interpretación magnética que lleva a cabo Burghart Klaußner, debe sortear todo tipo de obstáculos y adoptar estrategias propias de una historia de espías para conseguir sus objetivos. Para resaltar la personalidad a la contra del protagonista, el filme no solo trae a colación la identidad judía y su militancia socialdemócrata sino su más que probable homosexualidad. En los años cincuenta, todavía estaban vigentes en Alemania las leyes que penaban las relaciones sexuales entre hombres, así que el hecho de que Bauer pudiera ser gay se convirtió en un arma para el chantaje por parte de sus propios colegas.
Tramposa trama secundaria
Viejo zorro, el fiscal se muestra como alguien con la suficiente experiencia y piel dura como para sortear los rumores y ataques en este sentido. No sucede lo mismo con el personaje secundario que encarna Ronald Zehrfeld. Este joven abogado de brillante futuro que se convierte en el principal cómplice de Bauer se muestra confuso respecto a su propia identidad sexual. La trama secundaria en que se ve envuelto con una cantante de cabaret resulta lo más tramposo del filme, y por momentos la doble moral en torno a la sexualidad en la RFA acaba teniendo más peso que la doble moral ante el pasado nazi.
‘El caso Fritz Bauer’ es uno de esos filmes en que el atractivo del personaje principal que lo inspira compensa la discreción de sus cualidades artísticas. A través de esta y otras obras surgidas en los últimos años en torno al fiscal general que llevó a la captura de Eichmann, Alemania reivindica por fin como un héroe propio al hombre que entendió que la madurez democrática de un país pasa por confrontar el pasado fascista y juzgar a sus responsables.
ENTREVISTA A LARS KRAUME
“No es fácil mirarte al espejo y reconocer que fuiste un nazi”
El director analiza las claves de su película sobre el fiscal que persiguió al nazismo cuando nadie quería hacerlo en Alemania: ‘El caso Fritz Bauer’
Fotograma del filme alemán
13.04.2016 – 05:00 H.
Hemos visto tantas películas y leídos tantos libros sobre lo terribles que fueron los crímenes nazis que resulta difícil recordar cuando no éramos conscientes del todo de tal cosa. Hablamos de un extraño fenómeno cultural: la visión canónica sobre el Holocausto -el mal absoluto- no empezó a cuajar hasta los años setenta. Ejemplo: pocos hicieron caso a Primo Levi cuando empezó a publicar sus memorias de superviviente de los campos de exterminio.
Y si los ganadores de la guerra no parecían especialmente interesados en remover el asunto con el cadáver aún caliente, más allá de los juicios de Núremberg, imagínense los propios alemanes. O cómo reconstruir un país cuyos técnicos y funcionarios habían colaborado alegremente con el nazismo. ¿Purga o pelillos a la mar?
Tráiler de ‘El caso Fritz Bauer’
En ese contexto surge un hombre clave para entender las dificultades para hacer justicia retrospectiva: el fiscal general Fritz Bauer, que doce años después de la II Guerra Mundial decidió perseguir a los criminales de guerra nazis. El director alemán Lars Kraume revisa ahora su figura en un biopic, ‘El caso Fritz Bauer’, que se estrena el 29 de abril.
“Hay que entender que Alemania nunca juzgó a los intelectuales de referencia del nazismo, nunca. Los únicos líderes nazis juzgados fueron los de los juicios de Núremberg. Una de las dificultades es que había que demostrar la implicación directa de estos hombres en los asesinatos. Por eso fracasaron los juicios de Auschtwitz en los sesenta. No era fácil declarar culpable a todos los que habían participado en la maquinaria. Solo aquel vinculado directamente con el crimen podía ser castigado”, cuenta Kraume, que pasó por Madrid para hablar de su filme.
La caza de Eichmann
Bauer, que impulsó los procesos judiciales contra los criminales de Auschwitz, jugó un papel decisivo en la caza de Adolf Eichmann: el gerifalte de las SS acabó en el banquillo en Jerusalén tras ser secuestrado por el Mosad en su escondite argentino. Pues bien: fue Fritz Bauer el que filtró a Israel el paradero de Eichmann. ¿Por qué un fiscal alemán informó a Israel en lugar de a las autoridades de su propio país? Porque Bauer no se fiaba ni de la policía ni de la justicia alemanas. ¿Que por qué no se fiaba de sus compañeros de trabajo? Porque muchos de ellos habían colaborado con el nazismo, de ahí sus pocas ganas de remover el asunto. “Las leyes estaban hechas por ex nazis y los tribunales estaban llenos de ex nazis”, aclara Kraume.
El director tiene varias teorías sobre el gran impacto cultural del juicio de Eichmann en suelo israelí. “Primero, porque fue el juicio más grande a un criminal nazi desde el de Núremberg. Segundo, porque Israel lo presentó como un acontecimiento. Lo trataron como un asunto de propaganda de Estado: la existencia de criminales como Eichmann legitimaba la existencia del Estado de Israel: Mira lo que ha hecho este hombre con sus amigos; luego los judíos necesitan su propio país. Tercero, porque Eichmann fue un nazi con poder: organizó las deportaciones y los traslados a los campos de concentración. Lo que sabemos sobre Eichmann nos da idea del grado de locura del régimen. Por último, el libro de Hannah Arendt convirtió el juicio en algo aún más polémico”, explica el cineasta.
Las leyes estaban hechas por ex nazis y los tribunales estaban llenos de ex nazis
Las peripecias de Bauer (1903-1968) son de traca. Era judío, de izquierdas y en 1933 acabó en un campo de concentración tras participar en una huelga general contra los nazis. Más tarde se exilió en Dinamarca, fue perseguido durante la guerra y acabó regresando a su país en 1949 para trabajar en una fiscalía, donde fue recibido de uñas. “En la justicia vivo como en el exilio”, dejó dicho Bauer.
“La mayor dificultad a la que se enfrentó Bauer fue que el movimiento nazi recibió el apoyo de la gran mayoría de la población. Acabada la guerra no había mucha gente en Alemania que no hubiera participado de aquello. Bauer quería algo muy difícil: que todo el mundo se mirara al espejo y reconociera que había hecho cosas terribles. Pero la gente casi nunca hace eso. Nadie se despierta por la mañana y dice: ‘Vale, la he cagado y debo cambiar de vida, no’. Bauer no lograría cambiar esto porque casi todos eran culpables hasta cierto punto”, aclara el director.
¿Deberíamos poner límites a la memoria histórica para sacar adelante procesos políticos complejos de transición? Kraume no solo no lo cree, sino que alerta sobre la aparición de antiguos fantasmas sobre el firmamento político alemán: “No se puede pasar página a algo tan oscuro, terrible e inexplicable como el Holocausto. Si hemos sido capaces de hacer algo así, lo podemos volver a hacer. La gente está asustada ahora con la amenaza del terrorismo, y cuando la gente se asusta, reclama liderazgos fuertes, y de ahí a exceder los valores humanistas de nuestra Constitución, hay un paso. Acabamos de tener elecciones en Alemania y el 20% ha votado a un partido nuevo de extrema derecha porque tienen miedo a los refugiados… Hay que mantener viva la Historia”.

miércoles, 22 de marzo de 2017

perderéis como en 1936

perderéis como en 1936

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Fernando Sánchez Dragó

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ
Ahora, gracias al donoso escrutinio de dos historiadores (Álvarez Tardío y Villa García), ya sabemos, camaradas del soviet de Vachekas, con che de checa y ka de tuerka, que perdisteis las últimas elecciones de la República, que recurristeis a un pucherazo y que el gobierno, ilegítimo, del Frente Popular fue fruto de un golpe de estado: el segundo, después del que fracasó en Asturias. Y volveréis a perder por idiotas, pues idiota hay que ser para meter la pata hasta las posaderas en el charco de la misa de la Dos: lo que se dice un pan con unas hostias (sin consagrar). Ninguna persona juiciosa, por teófoba que sea, respalda el liberticidio que se perpetraría impidiendo a los católicos seguir por la tele la ceremonia de más predicamento en la religión mayoritaria del país. Hay que tener jeta para sostener que esa emisión no cumple los requisitos de servicio público. ¿Y los programas de niños cocinillas, los de prensa rosa o los de las cervecitas en la playa cuando aprieta el caloret, por poner tres ejemplos sangrantes, sí? Decenas de miles de fieles, por edad o enfermedad, no pueden ir a la iglesia. ¿Qué hacemos? ¿Obligarlos a vivir en pecado mortal de ésos que según los curas preconciliares conducían derechitos al infierno? Manda huevos de Lunes de Pascua que quienes cristianos no somos tengamos que convertirnos por amor a la libertad en defensores de algo que no es asunto nuestro. A Pablenin, que reniega de su apellido y lleva como nombre de pila el del fundador de la institución que tanto odia, le ha salido por la culata el balín del anticlericalismo apolillado. La misa de la Dos bate records de asistencia. ¿Estará el catecúmeno de mi amigo Verstrynge conchabado con ese Papa Francisco que parece uno de los suyos? Yo, que fui el primer periodista en sufrir acoso por parte de quien entonces era poco más que un galopín, debería estarle agradecido. Mi programa literario vuelve el 23 de abril a la Dos y lo hace inmediatamente después de la misa del mediodía. Seguro que el tirón de ésta incrementará su audiencia. Spasiba, camarada. Te doy la paz. Olvidado queda aquel día de 2013 en el que, desencajonado por Isabel Gemio y recibido por mí a puerta gayola, me llamaste bufón al servicio del poder. Está en Youtube, por si alguien pone en duda mi palabra. Anda, monaguillo bolchevique, ya va siendo hora de que te bajes del púlpito. Ite, missa est. La vuestra, claro. La de la Iglesia, no.

Nota: Esta fotografía no debería estar aquí.

martes, 14 de marzo de 2017

jueves, 2 de marzo de 2017

ARBAS 2018

https://antonioparragalindo.blogspot.com/2018/08/arbas-lugar-magico.html