lunes, 18 de septiembre de 2000

“La Década Bárbara”…. (…y parte 4ª)

“La Década Bárbara”…. (…y parte 4ª)

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Los herederos de Hitler

“…No, Hitler no ha muerto. Refugiado en el Pentágono, desde allí dicta su política de odio, exterminio y dominación. ¿Quién si no él alienta el odio racial que amenaza la existencia misma de la Unión Americana? La táctica del genocidio como “solución final” del problema de Vietnam denuncia su presencia. Sus métodos, superados, hablan de un nuevo nacionalsocialismo –el pentagonismo– como herencia bárbara de la década de los 30s que reaparece en la de los 60s con su deshumanización brutal y su negación de la vida y la cultura… Ese siniestro paralelismo histórico –Lídice-My Lai– es el que Mario Gill trata de establecer en este su nuevo libro, paralelismo que fatalmente conducirá, si no hay una rectificación oportuna e inteligente, a un nuevo Nuremberg…”

[Estas palabras aparecen en la contraportada del ejemplar número 2522, edición 1970 que tuve oportunidad de leer. Se ve que son de un autor diferente, pero no viene su nombre. El libro tampoco tiene prólogo.]

Hitler no ha muerto.
No hay que ir a buscarlo a la remota Patagonia, ni a las selvas de Brasil o Paraguay. Hitler vive, en espíritu, en el revanchismo y el neonazismo de la República Federal Alemana y en su reencarnación, el nuevo Adolfo, Adolfo von Thadden, que encabeza un nuevo nacional-socialismo con membrete democrático; vive en la OTAN, el brazo armado del neonazismo, la fuerza de choque, agresiva y provocadora del imperialismo; vive en el Berlín Occidental donde las violaciones al tratado de Postdam por parte de los Estados Unidos hicieron indispensable la erección del muro, frontera real entre dos mundos; se halla presente en la rehabilitación de los criminales de guerra que ocupan ahora importantes puestos en el gobierno de la RFA; obra suya es también el llamado “milagro alemán” y la reconstrucción de la industria de la guerra.
Hitler no está escondido en la Patagonia, sino en el Pentágono y es el que dicta a la Casa Blanca la política exterior e interior, el que ordena el genocidio en Vietnam, el empleo del napalm en grande escala, el que sugirió la guerra bacteriológica y dio nuevo nombre a los campos de concentración en Vietnam: aldeas estratégicas. Hitler vive en el profundo sur de los estados Unidos y es el consejero espiritual de George Wallace y Barry Goldwater y pasa sus week ends en el “Rancho LBJ” saboreando la rica barbacoa johnsoniana; es Hitler el que planeó el asalto a Playa Girón, la invasión a Santo Domingo y el autor del Plan Simpático, del Plan Camelot, del proyecto de Ejército Interamericano de Paz y sus auxiliares los grupos de espionaje llamados Cuerpos de Paz y el que organizó con los ultraderechistas yanquis el crimen de Dallas y los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy.
Es Hitler el verdadero director de la CIA que logra al fin su ideal de convertir a la América Latina en un gran protectorado gobernado a través de sus nuevos gauleiters, los gorilas instalados por medio de la intriga, la traición y la fuerza para sojuzgar a los pueblos. La CIA no es sino una Gestapo reestructurada, enriquecida con las experiencias del pasado y con un presupuesto ilimitado.
“La fama de Hitler no se extinguirá. Coronó su gran obra y sus hazañas famosas con el sacrificio supremo… Es merecedor de la fama más sublime y aparecerá ante la posteridad como el héroe resplandeciente de esta época, aunque la vida continúe su curso rutinario…” Con esas palabras inició su testamento político Robert Ley, Reischleiter y jefe del Frente del Trabajo en el gabinete hitleriano. Antes de ahorcarse en su celda de Nuremberg en 1945, uno de los nazis más fieles al führer, tuvo una visión bastante aproximada del futuro de Alemania y del mundo:
“Alemania –escribió– debe y desea seguir viviendo. Este pueblo tiene derecho a la vida, ya que a través de su vigoroso desarrollo que le permitió resistir a tres potencias mundiales durante seis años y medio, ha demostrado que su derrota no se debió sino a la abrumadora fuerza de sus enemigos. Sin embargo, es imprescindible que reconozca esta derrota incondicionalmente y saque de allí las conclusiones pertinentes. Y sus viejos enemigos harán bien en hacer lo mismo.
“Alemania ha sido derrotada, totalmente derrotada, pero aún en su derrota ha mostrado tal fuerza que será en el interés de Alemania y del mundo retener y aprovechar esa fuerza… La tarea ahora es que todos encontremos los medios para aprovechar al máximo las posibilidades de su existencia…
“La época de las naciones ha terminado; se ha dado comienzo a la época continental. Los pueblos, individualmente, jugarán papeles secundarios; la lucha por el mantenimiento y preservación de las razas reinará durante el próximo milenio… Dos continentes dominan al mundo: América y Asia; los Estados Unidos de Norteamérica y Rusia-China: capitalismo y comunismo. Yo cuento a Inglaterra como parte del continente americano. En el centro, entre América y Asia, se encuentra Europa… ‘Quien controle a Alemania controla Europa’, dice un viejo proverbio. Y ahí está el quid. Por eso continuará la lucha hasta que se decida el problema del dominio mundial…
“La ideología nacional-socialista existe aún y puede aprovecharse. Inclusive el führer, como resultado de su sacrificio, podrá despedir de la tumba un poder místico que sería aún más poderoso que si se encontrara entre nosotros. Quien aproveche todo esto dominará a Alemania y con Alemania a Europa…
“Estoy seguro que los alemanes despertarán de su estupefacción para aclamar a quien aproveche estas posibilidades; sobre todo la juventud alemana. No me engaño a mí mismo: sé que pertenecerían a América sin excepción, si América tuviera el valor de dar ese paso… El pueblo no puede reconstruir a Alemania por sí mismo. América tendrá que reconstruirla, si es que ella también quiere vivir. Para el pueblo alemán y para América no existe otra salida… No hay que olvidar que Norteamérica tiene una tercera parte de sangre alemana.
“América no atacará la sustancia alemana, pero en su propio interés se asegurará que las condiciones económicas sean tales que Alemania pueda vivir de nuevo. Nadie, salvo América, tiene el deseo de la reconstrucción alemana… Los intereses de América son los intereses de Alemania…
“¿Cómo considero esta relación Alemania-América? ¿Cómo se podrá arreglar esta amistad? América será la conductora y nosotros la seguiremos Alemania salvará a su pueblo y resurgirá; la ganancia de América será Alemania y Europa. ¿Cómo pienso que podría ejecutarse este plan?
“1) Colocar al pueblo alemán bajo la protección americana y convertirlo en miembro de la Comunidad Americana (American Commonwealth)
“2) Este paso tiene que darse con Hitler, no contra Hitler. La ideología nacional-socialista será la aportación más valiosa de Alemania. Sin esto, la reconstrucción de un muro europeo contra Asia es totalmente imposible. Sería apropiado que algo semejante al partido fuese reorganizado. Aún quedan los hombres, los que fueron los mejores dirigentes alemanes. Los ciudadanos más respetuosos y activos son los que trabajaron como gauleiter, kreisleiter y ortsgruppenleiter. Se les debería utilizar a favor de este propósito tan noble; se podrían lograr milagros.
“3) Todo este plan debería llevarse a cabo de la manera más secreta para que Asia no se dé cuenta de sus intenciones…
“Asia está en marcha, América tiene que actuar y Alemania tendrá que colocarse, sin titubeos y con entera confianza, bajo la protección americana.
“He cumplido con mi deber. ¡Que Dios vele porque todo salga bien!”
Robert Ley no vivió para ver su sueño en camino de convertirse en realidad. El 25 de octubre de 1945 apareció ahorcado en su celda. El suyo fue un sueño profético. ¡Una a una se han ido realizando sus previsiones! ¿Se inspiraron los imperialistas de Washington en el testamento de Robert Ley o actuaron por propia iniciativa? El hecho es que el plan de reconstrucción de Alemania (el “milagro alemán”) se hizo “con Hitler”, como había preconizado Ley.
En los primeros años de la posguerra se procedió contra algunos de los nazis criminales de guerra. Se ajustició a algunos, en Nuremberg; a otros se les procesó y sentenció a penas demasiado benignas en relación con la magnitud de sus crímenes. Veinte años después, todavía en Alemania occidental había cerca de 20,000 nazis culpables de crímenes de guerra, que no habían sido encarcelados ni procesados y por lo menos unos 2000 exdirigentes y funcionarios del régimen nacional-socialista ocupaban puestos de dirección en el Estado y en la economía germano-occidentales. Además, un considerable número de exnazis prominentes están cobrando pensiones que fluctúan entre los mil y mil quinientos marcos mensuales. En total, el Estado germano-occidental paga anualmente 1371 millones de marcos por concepto de pensiones a exfuncionarios del Tercer Reich.
En 1965, fecha en que se publicó el Libro Pardo con el resultado de las investigaciones sobre el proceso de renazificación de la Alemania Occidental, había pensionados o empleados en la administración pública, 21 ministros y secretarios de Estado; 100 generales y almirantes de la Bundeswehr (ejército germano-occidental); 828 altos funcionarios de la justicia, fiscales y jueces; 245 funcionarios dirigentes del Ministerio de Relaciones Exteriores, de las embajadas y consulados del gobierno de Bonn, así como 257 altos funcionarios de la Policía y del llamado Verfassungschutz (departamento para la defensa de la Constitución, es decir, miembros de la policía secreta).
Renació el antisemitismo con la violencia de los primeros años del hitlerismo. En la provincia Renana (especialmente en Colonia y Dusseldorf) se profanaron nuevamente las sinagogas y más de 200 cementerios semitas fueron profanados. Las consignas antisemitas volvieron a escucharse y publicarse, superando en cinismo y agresividad el vocabulario del periódico nazi Stuermer que se destacó por su violencia antijudía. “Seis millones de judíos fueron muy pocos”, “¡Judíos, váyanse al infierno!” “¡Vivan las SS!”, “¡Viva el führer!”, etc., eran algunos de los slogans normales y cotidianos.
No es sólo antisemitismo. Es un histerismo de odio producto de la frustración de dos derrotas que enferma a varias generaciones de alemanes; si ahora son los judíos, mañana serán los comunistas sin distinción de razas, los negros, o los chinos. Y no es extraño que ese odio no se haya extinguido. Ha sido cultivado sistemáticamente y transmitido en las aulas a las nuevas generaciones en la Alemania Occidental. El profesor Karl Valentin Müller, que glorificó al superhombre alemán y presentó la exterminación de judíos y eslavos como una medida justa era, todavía en 1965, director de un instituto en la Escuela Superior de Economía en Nuremberg.
Hasta en sus aspectos puramente formales, se trata de dar a la actual situación un carácter transitorio. Un periodista curioso hizo un descubrimiento: 15 años después de inaugurado el Bundestag (parlamento de Bonn) en una de las paredes del edificio permanecía, disimulada detrás de un cuadro el águila hitleriana con una gran swástica.
Miles y miles de hitlerianos peligrosos andan libres en la República Federal Alemana. Los exdirigentes nazis Trettner, Speidel, Heusinger, Foerch y otros muchos, culpables de la muerte de miles de civiles inocentes y de los crímenes de guerra más espantosos que haya concebido la humanidad, ocupan o han ocupado cargos en la Bundeswehren la Policía o en la OTAN. Los 140 generales y almirantes de las fuerzas armadas de la RFA, prestaron servicios en la Wehrmacht fascista y 41 de ellos en el Cuartel General de Hitler.
Las autoridades bonnianas intentaron suspender en 1965 las investigaciones de los crímenes de los nazis, argumentando que había prescrito ya la acción penal. Las autoridades de Bonn se apoyaban en el Código Penal de 1871, vigente en la RFA después de casi un siglo, en el que se fija un plazo de 20 años para la prescripción de los delitos del orden penal. Pero esas normas no pueden aplicarse a los delitos contra la humanidad, en relación con los cuales rigen las normas del Derecho Internacional.
El artículo 25 de la Ley Fundamental de la República Federal Alemana, reconoce sin reservas la prioridad de “las normas generales del Derecho Internacional” y esas normas vigentes, generales y obligatorias para todos, no fijan plazo de prescripción para los delitos de guerra. Ni en los Estatutos del Tribunal Internacional, ni en la Ley número 10 del Consejo de Control de Alemania se dice una sola palabra acerca del plazo de prescripción de los crímenes de guerra.
El ministro de Justicia de la RFA, Edward Bucher, en un discurso pronunciado en Augsburgo el 15 de enero de 1965, sostuvo la teoría de que la prescripción de los delitos cometidos por los nazis es algo que sólo incumbe a la República Federal Alemana. Esa declaración levantó una ola de protestas fuera de Alemania. “La cuestión del castigo de los verdugos hitlerianos –se dijo– no es una cuestión interna de la RFA, sino de todos los pueblos donde los verdugos fascistas cometieron sus crímenes y atrocidades; es un asunto de la humanidad entera contra la cual fueron cometidos.”
El 7 de enero de 1946 en el proceso de Nuremberg fue interrogado el verdugo Erick Bach-Zelewsky, esbirro íntimo de Himmler y acólito de los mariscales von Bock y von Kluge. El interrogado habló de la disposición dada por Himmler a principios de 1941, para aniquilar a 30 millones de eslavos. ¿Tendrían derecho los pueblos eslavos a opinar sobre la prescripción de los crímenes de guerra?
Mucho se ha especulado con lo que se dio en llamar el “milagro alemán”. A fines de 1968 el señor Ludwig Ehrard visitó la ciudad de México invitado por el grupo financiero de la oligarquía mexicana para que sustentara una serie de tres conferencias (500 dólares cada una; $100 derecho de admisión) sobre el llamado “milagro”. Probablemente los banqueros mexicanos que se enriquecen “jineteando” el dinero de la Alianza para el Progreso, querían comprarle a Ehrard el secreto del “milagro”.
El mago Ehrard no dijo en realidad nada que no supieran ya los banqueros “con ideas modernas” (como reza el slogan de su propaganda). Diez mil millones de marcos invertidos allí, más la elevada calificación técnica del pueblo alemán; los grandes recursos de carbón y mineral de hierro que posee, la dedicación y el esfuerzo de sus trabajadores; la ausencia de gastos militares en su punto de arranque; una coyuntura mundial favorable, fueron los términos cabalísticos del famoso “milagro alemán”.
“La situación de la RFA en 1965 –escribió José Luis Ceceña– era ya la de una gran potencia industrial. El valor total de su producción se había elevado de 86,430 millones de dólares, superior al valor de la producción de Inglaterra, Francia, Japón, Canadá e Italia, aunque el producto por habitante (1,900 dólares) era aún inferior al de los Estados Unidos (3,500 dólares) y al de Suecia (2,500) y al de Canadá (2,400) y al de Suiza (2,300) y al de Dinamarca (2,100 dólares). Su comercio exterior había superado al de todos los demás países con excepción de los Estados Unidos. En 1965 alcanzó la cifra global de 35,364 millones de dólares, frente a los 48,285 millones de dólares de los EU, 29,848 millones de Inglaterra, 20,395 millones de Francia, 16,620 millones del Japón, 16, 093 millones de Canadá y 14,535 millones de Italia… En 1965 las tenencias de oro y divisas alcanzaron la cifra de 6,626 millones de dólares, el segundo país en el mundo por ese concepto.
“Como era de esperarse, el Dr. Ehrard atribuyó el resurgimiento alemán a la política de apoyo a la libertad de empresa y a la ayuda del capital extranjero. Recomendó para acelerar el desarrollo, el apoyo a la iniciativa privada, limitar la acción gubernamental, eliminar barreras arancelarias abriendo las puertas a la competencia internacional y a los capitales del exterior.
“En el acuerdo de Postdam se exigía categóricamente aniquilar la excesiva concentración de poder económico representado en particular por los cárteles, sindicatos, trusts y otras asociaciones monopolistas. Sólo en el territorio de la República Democrática Alemana las relaciones de propiedad y de poder han sido profundamente transformadas. En la Alemania Occidental, por el contrario, existe una concentración de capital en grado nunca alcanzado hasta ahora… Lo terrible es que, al igual que antes de 1914, y como después de 1918, como en 1933 y después, los Flick, los Thissen, los Krupp y los Siemens, son los verdaderos dueños de toda la República Federal Alemana.
“La invasión de capital extranjero está en plena marcha; no pasa un mes sin que sean transferidas de manos alemanas a norteamericanas importantes empresas. La balanza comercial con los EU no puede ser más desfavorable. En los tres últimos años (anteriores a 1965) Alemania exportó a los EU mercancías por valor de 14,7 mil millones de marcos e hizo importaciones por 29 mil millones de marcos.
“Este desnivel tiene un sentido político… Los gobernantes imperialistas de Bonn alimentan la peligrosa ilusión de poder lograr, con el ‘socio adecuado’, los Estados Unidos, dar en un tercer intento de un nuevo orden a Europa con mejor éxito que en sus dos primeras intentonas que terminaron con derrotas catastróficas. Por eso han abierto como ningún otro país de Europa Occidental las puertas al capital norteamericano. Por eso apoyan, incondicionalmente, todos los actos agresivos de los EU en el mundo.
“Incapaz de desarrollar una política nacional, la RFA se convierte cada vez más en un satélite de los EU. Bonn reconoce el papel de guía de los EU, con el fin de alcanzar con su respaldo, la hegemonía en Europa occidental… Bonn quiere ganar, a posteriori, la guerra hitleriana.
“Alemania Federal es hoy la mayor potencia militar de Europa Occidental. Su ejército supera a los de Francia e Inglaterra. Alista el 45% de todas las divisiones de la OTAN. Más del 50% de los tanques de la OTAN que hay en el área de la Europa Central, pertenecen a los efectivos de la Bundeswehr. El espíritu de este ejército está impregnado de las tradiciones de la Werhmacht fascista y se le educa en un anticomunismo lleno de odio y desprecio para todos los países. El llamado standing group de la OTAN, al que pertenecían sólo los EU, Inglaterra y Francia, se disolvió a favor de la igualdad de derechos pero, en realidad, a favor de la hegemonía, en Europa, del socio germano-occidental. El próximo objetivo es llegar a codeterminar sobre armas atómicas.”
Según pudo investigar el Instituto Alemán de Economía, de Berlín, en 1965 había 109 empresas germano-occidentales que participaban directamente en la producción de armamentos. Entre esas empresas se halla el Reinstahl-Konzern, aliado del grupo IG Farben, el consorcio del acero germano-occidental más implicado en la industria del armamento.
Inmediatamente después de la capitulación de la Werhmacht de Hitler, las autoridades americanas de ocupación, tomaron a sueldo al antiguo jefe del Estado Mayor de la Werhmatchtcapitán general Franz Halder. Al frente de 120 antiguos generales de Hitler, entre ellos Guderian, Menteuffeldt, Shwering y otros, valorizó las experiencias de las correrías de rapiña de Hitler y elaboró los planes de remilitarización de la que más tarde sería la República Federal Alemana.
“Los generales del Estado Mayor de Hitler y Adenauer crearon las premisas personales para la organización de un nuevo ejército, al poner nuevamente ante una mesa a los generales fascistas. Ellos dieron forma al nuevo ejército. Y no solamente eso. Bajo el manto de la integración pretendieron incorporar, no a la Bundeswehr a la OTAN, sino la OTAN a la Bundeswehr.
“De los 109 generales y almirantes de la Bundeswehrmás de la mitad son antiguos oficiales del Estado Mayor de la Werhmacht de Hitler; también los demás oficiales, sin excepción, lo fueron de la Werhmacht. Todos los generales de las fuerzas armadas de la RFA han participado directa o indirectamente en la preparación y realización de agresiones. Entre ellos no hay uno solo que haya combatido contra Hitler. Al contrario, por su lealtad, a un buen número de ellos se les confiaron altos puestos en el Estado Mayor.”
El hecho más notable y audaz en ese proceso de renazificación de Alemania Occidental fue seguramente el de que un criminal de guerra haya ocupado la presidencia de la RFA. Los consorcios de la nueva economía de guerra germano-occidental, necesitaban a un hombre de entera confianza, identificado con el espíritu del renacimiento hitleriano. Ese hombre fue Heinrich Lübke. Durante años Lübke pudo presentarse ante el pueblo alemán, como uno de los perseguidos del régimen nazi, hasta que en 1964 la República Democrática Alemana presentó documentos originales de la antigua dirección de la Gestapo,en Sttetin,  para demostrar ante la prensa mundial que Lübke fue, por lo menos desde 1940, un hombre de confianza de la Gestapo.
El hecho más notable y audaz en ese proceso de renazificación de Alemania Occidental fue seguramente el de que un criminal de guerra haya ocupado la presidencia de la RFA. Los consorcios de la nueva economía de guerra germano-occidental, necesitaban a un hombre de entera confianza, identificado con el espíritu del renacimiento hitleriano. Ese hombre fue Heinrich Lübke. Durante años Lübke pudo presentarse ante el pueblo alemán, como uno de los perseguidos del régimen nazi, hasta que en 1964 la República Democrática Alemana presentó documentos originales de la antigua dirección de la Gestapo,en Sttetin,  para demostrar ante la prensa mundial que Lübke fue, por lo menos desde 1940, un hombre de confianza de la Gestapo.
“Como subdirector del BaugruppeSchlempp, al comienzo de la guerra y más tarde adjunto al ministro nazi del Armamento, dentro del llamado Jagerstab, participó en la construcción de un campo especial de la Policía Secreta del estado de Peene-münde. Lübke amenazó con enviar allí a los obreros que trabajaran de mala gana. Como organizador de los proyectos militares más secretos e importantes de la jefatura fascista, era Lübke partícipe en gran medida del empleo masivo de prisioneros de los campos de concentración… Intervino en la construcción de los talleres de producción de armas ‘V’ y en 1944 le fue confiada la tarea de construir el campo de concentración de Leau, como filial del Buchenwald.
“Lübke llevó 2,000 prisioneros de Buchenwald para trabajar en las obras subterráneas para la industria aeronáutica. Los obreros trabajaban a 400 metros de profundidad, en turnos de 12 horas y vivían en campos de concentración subterráneos. Más de 500 trabajadores murieron a consecuencia de la insalubridad…
“En la Alemania Occidental hay aún más de 800 juristas activos de los tribunales de excepción nazis. Ni uno solo ha sido llevado ante los tribunales. Muchos de ellos fueron culpables de sangrientas sentencias. Estos ‘administradores de justicia’ que estuvieron al servicio de la inhumanidad, de la injusticia y de la agresión, han alcanzado las más altas posiciones del aparato estatal de justicia…
“Los principales colaboradores de Ribbentrop que en su mayoría buscaron asilo en las zonas ocupadas por las potencias occidentales, no sólo no fueron molestados sino que volvieron a ocupar puestos decisivos en el servicio exterior. Para normar la responsabilidad de los diplomáticos, se estableció que ‘todo aquel que planee, prepare o realice guerras de agresión o invasiones’, y que ‘todo aquel que participe en estas acciones conciente y premeditadamente, deberá ser presentado antes los tribunales, juzgado y condenado por actividades criminales contra el derecho de los pueblos’.
“Tanto el ministerio del Exterior, como sus embajadores y dependencias, estaban encargados de misiones especiales para extender la guerra. Trataron de ampliar el círculo de países agresores y arrastrar a la guerra a los pocos países que quedaban neutrales. Los diplomáticos de Hitler se entrometieron en estos países e intentaron utilizarlos en la guerra de agresión de la Alemania hitleriana… En los archivos explorados se encuentran las pruebas de la actividad de más de 520 antiguos diplomáticos nazis que ocupan nuevamente puestos directivos en el ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de Bonn…”
El hecho de que generales como Heinz Trettner, que formó parte de aquella nefasta Legión Cóndor que Hitler envió a Francisco Franco, con Heusinger, Speidel y otros de los más famosos militares nazis, tengan a su cargo la organización del ejército germano-occidental, es una violación por parte de los EU, de la declaración de Crimea que suscribió, en nombre del Gobierno y del pueblo norteamericanos el presidente Franklin D. Roosevelt en la que la coalición antihitleriana expresó:
Es inexorable voluntad nuestra destruir al militarismo y al nacional-socialismo alemanes y con ellos impedir que Alemania pueda una vez más perturbar la paz del mundo. Estamos firmemente dispuestos a llevar a todos los criminales de guerra ante los tribunales y darles rápidamente el merecido castigo.
No sólo no se ha destruido el militarismo sino que uno de los participantes en la conferencia de Yalta, Crimea, se ha empeñado en fortalecerlo a un grado que no justifica en absoluto la situación europea. Alemania sigue tratando de asustar con el fantasma del comunismo. Robert Ley, en su testamento político, habla de levantar en Alemania el muro contra la invasión de esa doctrina por ser ellos, los nazis, los más auténticos anticomunistas. La verdad es que no hay muro que valga para los fantasmas y el del comunismo se colará inevitablemente. Todos esos países que tratan de levantar muros contra el comunismo en Berlín o en Vietnam, o en Checoslovaquia, se van a sorprender cuando adviertan que el fantasma está ya en su propio territorio y que no habrá posibilidad alguna de echarlo.
Tampoco han cumplido con la segunda parte de la Declaración, la de llevar a todos los criminales ante los tribunales. Se ha tratado de explicar esto con el argumento de que esa generación de nazis está por desaparecer, para dar paso a otra libre de las aberraciones del nazismo. Sin embargo, es un hecho que la formación de las nuevas generaciones está en manos de profesores nazifascistas. Un maestro de la ciudad norteña de Büsum abofeteó a un discípulo porque éste se atrevió a calificar de sucia la guerra hitleriana. Miles de maestros como ese de Büsum inculcan a los jóvenes el veneno revanchista, de manera que al desaparecer una generación la que le sigue estará lista para participar en la guerra por el triunfo de los ideales de Hitler. En todas las ramas de la educación y en todos los niveles, son nazis los que ocupan los puestos dirigentes. No se les ha eliminado pese a que el daño que causan mental y psicológicamente a la juventud es el más grave de todos.
¿Cómo se puede esperar que se castigue a un maestro nazi, si Hans Maria Globke, funcionario del ministerio del Interior que elaboró las leyes racistas de Nuremberg señaladas en el proceso a Eichmann como fundamentales para la “solución final” de la cuestión judía, no sólo no fue enjuiciado sino que se le concedió una pensión vitalicia? Las peores leyes del Reich sobre la germanización o exterminio de los pueblos no arios fueron obra suya. Sin embargo, Globke ocupó importantes puestos hasta que la República Democrática Alemana demostró su culpabilidad.
El Tercer Reich tuvo sus teóricos, legistas, filósofos, científicos, que trataron de justificar la barbarie. El Pentágono tiene también sus intelectuales y estrategos capaces de presentar la guerra como algo “aceptable”. Uno de ellos es el general de brigada J. H. Rothchild, que publicó en los Estados Unidos un libro titulado Las armas de mañana son las químicas y biológicas.
Según el autor las armas “ideales” son los microbios y los gases porque “preservan los bienes materiales. Las armas de mañana son baratas, eficaces y las más humanitarias porque exterminan instantáneamente a las masas”.
Una inesperada epidemia de tifo en la población de Wuppertal-Eberfeld permitió averiguar que en la fábrica química cercana se hacían experimentos para la obtención artificial de agentes del tifus. El 17 de noviembre de 1965 llegaron al aeropuerto de Tokio algunas cajas procedentes de la India. Al descargarlas, una de ellas se rompió y… el campo se cubrió de escorpiones. El destinatario era el Instituto Médico cuidadosamente enmascarado del Destacamento 406º de las Fuerzas Armadas Norteamericanas en la estación de Sagamino, cerca de Tokio, del que desde hacía tiempo circulaban siniestros rumores.
En el instituto, bajo la dirección de expertos yanquis, se realizan experimentos en el terreno de las armas tóxicas. El estudio del veneno del escorpión es sólo uno de tantos. El periodista Walter Shneir publicó en la revista Reporter (1º de octubre de 1959) que en Fort Detrick “siempre hay preparados y listos insectos contaminados con fiebre amarilla, paludismo, fiebres tropicales; pulgas con la peste, garrapatas con la tularemia, el tifus recurrente; moscas con el cólera, el carbunclo y la disentería.” Hay muchos laboratorios para el cultivo de microorganismos patógenos que exterminan los cereales.
Pero los “escorpiones bípedos” no se conforman con lo que han logrado ya. Los biólogos que se consagran al arte del más fácil, barato y eficaz exterminio de la especie humana, acarician ahora la idea de “falsificar el código genético humano para crear, a voluntad, algunas deformaciones… Se trata de crear microorganismos patógenos que ni la naturaleza ha podido concebir”.
En este campo y en otros los nazis del Pentágono han superado a los maestros de Berlín.
El complejo militar-industrial-financiero-político que impone su voluntad a la Casa Blanca ha recogido la herencia de Hitler, ha perfeccionado sus métodos de dominio y de agresión. Del Suchiate hasta el Cabo de Hornos, el Pentágono y la CIA cuentan con una serie de gorilatos, los nuevos Quislings de la American Commonwelth y los Estados Unidos lo han logrado al margen de la guerra, mediante la intriga, el dinero, las inversiones directas. Las conferencias de cancilleres, los congresos de la Organización de Estados Americanos (OEA), la corrupción y el terror. Sólo cuando estos recursos fallan se echa mano de otros más decisivos, el de enviar a los marines “para salvaguardar las vidas e intereses de los ciudadanos estadounidenses” y, por supuesto, ¡la libertad y la democracia!
El proceso de nazificación de los EU es alarmante. Las organizaciones fascistas, como la John Birchla de los Ku Klux Klanes y centenas más del mismo género, no ocultan sus intenciones y se preparan para una lucha armada. En repetidas ocasiones se ha publicado que esas organizaciones derechistas están armadas, bien pertrechadas, disponen de tanques y de las armas más modernas.
Pero lo más grave no es la proliferación de organismos profascistas sino el hecho de que en los más altos niveles del gobierno de los Estados Unidos, el genocidio, los conceptos y métodos hitlerianos, se han adoptado como normas naturales de la política norteamericana. La revelación –noviembre de 1969– de los sucesos monstruosos de My Lai, en Vientam, hecha por el soldado yanqui Ronald L. Ridehour protagonista en la masacre del 16 de marzo de 1968, es no sólo un baldón infamante para el gobierno de los EU sino para todo el género humano. La denuncia sacudió la conciencia mundial pero no puso fin al genocidio. Desafiando el consenso universal, el Pentágono se empeñó en negar las pruebas presentadas y en descargar la responsabilidad en miembros oscuros de la oficialidad.
Las atrocidades cometidas por los naziamericanos con la población civil de un pueblo con el que ni siquiera se mantiene oficialmente un estado de guerra declarada, superan los peores crímenes de la era hitleriana. Estos hechos fueron conocidos y denunciados en su oportunidad, pero como quien suscribió la denuncia fue Bertrand Russell, señalado por la prensa yanqui como pro-comunista, no se les dio el debido crédito. Lo mismo que en la Alemania de Hitler, la prensa mediatizada consideró que las denuncias de atrocidades eran sólo propaganda de los comunistas.
En Julio de 1966 el filósofo inglés, en unión de otros pacifistas de prestigio mundial, muchos de ellos ganadores del Premio Nóbel por sus méritos en las más altas disciplinas del espíritu de la ciencia, el arte o la literatura, entre ellos el conocido escritor y filósofo francés Jean-Paul Sartre, organizó el Tribunal Mundial para juzgar al presidente Lyndon B Johnson, a Robert S. Mc Namara, secretario de la Defensa de los EU y demás criminales norteamricanos de guerra, por las atrocidades cometidas en Vietnam.
Con ese motivo Bertrand Russell dirigió una proclama al pueblo norteamericano denunciando hechos que hasta ahora, tres años más tarde, han aceptado y difundido los periódicos de los EU y de todo el mundo. El llamado del filósofo de la paz cobra hoy una impresionante actualidad. El abogado norteamericano Telford Taylor, que actuó como Fiscal en los juicios de Nuremberg contra los criminales de guerra nazis, al ser entrevistado en Londres por la televisión declaró: “La lección de Nuremberg nos toca ahora a nosotros; temo que estamos empezando a descubrir que esa lección nos afecta ahora de un modo muy directo.”
Dijo además el abogado Taylor que la defensa de William L. Culley, basada en la afirmación de que al ordenar la masacre de civiles en My Lai sólo obedecía órdenes superiores, “es una excusa que no está reconocida como defensa válida bajo las leyes norteamericanas, británicas o alemanas. Si la orden es, como ha dicho muy bien la novelista Rebeca West, servir bebés hervidos en la mesa de los oficiales, uno debe percatarse de que no es lo que debe hacerse”.
Es importante reproducir ahora el llamado de Russell a los soldados, al pueblo norteamericano y a la conciencia mundial:
“Hechos como estos condujeron a los juicios de Nuremberg.”
“Este es Bertrand Russell que habla a Uds. A través de la radio de las fuerzas del Frente Nacional de Liberación de Viet-nam del sur.
“Les hablo, soldados de los Estados Unidos, con el objeto de explicar a Uds. Cómo su gobierno ha abusado de sus derechos al enviarlos a ocupar un país cuyo pueblo se ha unido en su odio al agresor extranjero… El pueblo de Vientam ha estado luchando durante 25 años para preservar su independencia. Primero luchó contra los japoneses y posteriormente contra los franceses, quienes pusieron guillotinas en cada uno de los pueblos del país y decapitaron a todos aquellos sospechosos de oponerse a la ocupación extranjera.
“Muchos de Uds. No saben que el gobierno de los EU financió más del 80% del costo de la guerra y abasteció a los franceses con toda clase de armas modernas a fin de ayudar a Francia en su sucia tarea de asesinar y subyugar al pueblo de Vietnam. Cuando los EU empezaron por primera vez a intervenir militarmente en Vietnam del sur, el pretexto que se dio fue el de que se ayudaba al gobierno de Saigón a eliminar la subversión del exterior. Eso era todo. Paro Uds. Saben, soldados de los EU, porque los han visto por sí mismos, qué tipos de gobierno han pasado por Saigón. Son brutales, corruptos, dictatoriales y completamente despreciados por el pueblo…
“El gobierno de Ngo Din Diem asesinó, torturó, encarceló y mutiló a cientos de miles de vietnamitas y fue capaz de realizar esta increíble barbarie gracias al apoyo y a la dirección militares de los EU. ¿Pueden olvidar Uds. la brutalidad del gobierno de Ngo Din Diem, que obligó a los monjes budistas a inmolarse quemándose como expresión palpable de repudio y protesta? El Frente Nacional de Liberación que Uds. Conocen como Vietcong, tomó las armas para defender a su pueblo contra una tiranía más brutal que la misma ocupación japonesa, pues muchos más vietnamitas murieron bajo el régimen de Diem que bajo el dominio japonés.
“The New York Times escribía en un editorial en 1950: ‘Indochina es un premio digno del juego de mayor envergadura. En el norte hay minerales de exportación como estaño, tungsteno, manganeso, carbón, además de maderas y arroz. En el sur, hule, té, pimienta y cuero. Incluso antes de la guerra de Indochina la región rendía dividendos estimados en 300 millones de dólares anuales.’ Un año después un consejero del Departamento de Estado hizo los comentarios siguientes:
“Hemos explotado sólo parcialmente los recursos del sudeste de Asia. Y sin embargo esta región abastece al mundo con el 90% de su producción de hule crudo, el 60% de la producción mundial de estaño y el 80% de la copra y aceite de coco. Tiene importantes cantidades de azúcar, té, café, tabaco, henequén, frutas, especies, resina y gomas naturales, petróleo y bauxita.
“Y en 1953, cuando los franceses todavía luchaban en Vietnam con el apoyo de los EU, el presidente Eisenhower dijo: ‘Supongamos que perdemos Indochina. Si Indochina se nos va dejarán de venir hacia nosotros el estaño y el tungsteno que tanto apreciamos. Estamos recurriendo al modo más barato de evitar que tal cosa terrible ocurra…’
“Así es que Uds. Ven cómo la razón de que los EU estén en Vietnam es la de preservar y proteger las riquezas de unos cuantos millonarios de los EU… ¿Saben Uds. Que los EU controlan el 60% de los recursos del mundo pero que sólo cuentan con el 6% de la población mundial? Y sin embargo, uno de cada tres de sus habitantes vive en la pobreza, según su propio gobierno…
“A Uds. Soldados de los EU, se les ha entrenado en el uso de cada una de las armas más modernas. Cuando vayan a la batalla pregúntense quién es este pueblo al que se está asesinando. ¿Cuántos niños y cuántas mujeres murieron hoy? ¿Qué sentirían si esas cosas sucedieran en los EU a sus esposas, padres o hijos? ¿Cómo pueden soportar lo que está sucediendo a su alrededor? Yo apelo a Uds: ¿pueden en sus corazones justificar el uso de gas y sustancias tóxicas, el bombardeo de todo el país con gasolina gelatinosa y fósforo? El napalm y el fósforo queman hasta que la víctima queda reducida a una masa burbujeante. Los EU están usando armas como la Lazy Dogque contiene 10,000 astillas de acero tan filosas como navajas de rasurar. En una provincia de Vietnam del Norte han caído 100 millones de filosas astillas de acero en un período de 13 meses…
“Todo lo que hicieron los alemanes en la Europa Oriental ha sido repetido por los EU en Vietnam en escala más grande y con una eficiencia más terrible y más completa… Don Duncan ha revelado que se utilizan películas que muestran torturas nazis para la instrucción de los soldados de los EU. Y Uds. Saben lo que sucede a los campesinos sospechosos de pertenecer al Vietcong. Saben también que las villas estratégicas son poco menos que campos de concentración donde el trabajo forzado, la tortura y el hambre son cosas comunes. Estas cosas fueron el origen del odio del mundo hacia los nazis. Estos hechos condujeron a los juicios de Nuremberg por los cuales los dirigentes nazis fueron ahorcados como criminales de guerra… En violación de solemnes acuerdos internacionales firmados por presidentes norteamericanos y ratificados por el Congreso norteamericano, el régimen de Johnson ha cometido crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, crímenes contra la paz…
“Llamo a intelectuales y eminentes hombres y mujeres independientes de todas partes del mundo a unirse en un Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra que oirá evidencias respecto a los crímenes del gobierno de los EU en Vietnam… El frente de batalla por la libertad está en Washington, en la lucha contra los criminales de guerra –Johnson, Rusk, Mc Namara– quienes han envilecido a los EU y a sus ciudadanos. En verdad ellos han robado los EU a su pueblo y han hecho que el nombre de un gran país provoque repudio entre la gente honorable de todo el mundo…
“No hay más solución para la crisis de Norteamérica que la emancipación de sus habitantes de los bárbaros que hablan en su nombre… La resistencia de los estudiantes norteamericanos y el creciente disgusto por esta guerra mostrado por el pueblo en general, dan la esperanza a todo el género humano de que los días en que hombres rapaces pueden engañar al pueblo, a la nación norteamericana, están acercándose a su fin…”
El dramático llamado de Bertrand Russell a los soldados norteamericanos termina con una invocación a su conciencia de seres humanos:
“Los exhorto –dice BR– a que finalicen su intervención en esta guerra bárbara y criminal. Los exhorto a que, como seres humanos, recuerden esa condición y olviden el resto. Si pueden hacer eso, realizarán un valiente servicio a la humanidad. Si no pueden, permitirán a sus dirigentes la continuación de la degradación de su país y que el nombre de los Estados Unidos sea odiado por los pueblos del mundo entero.”
Las revelaciones de los soldados norteamericanos participantes en las masacres de civiles (ancianos, mujeres y niños) de My Lai, Van Tan y otras localidades vietnamitas, actualizan y dan validez plena a la proclama de Bertrand Russell y su Tribunal Internacional contra los Crímenes de Guerra. Johnson y sus cómplices de ayer y hoy debieran comparecer ante un tribunal menos simbólico que el de la Historia para salvar el honor del pueblo de los Estados Unidos.
Por otra parte los gobernantes imperialistas que recogieron la herencia de Hitler han resultado más odiosos y antipáticos que el modelo germano. La personalidad de Lyndon B. Johnson, por ejemplo, como hombre y como gobernante, es tanto o más repulsiva para su pueblo que la del führer alemán. El periodista norteamericano Norman Mailer describe a Johnson de la siguiente manera:
“La personalidad íntima de Johnson es diferente de su presencia pública. En privado… bromea, ruge, pica, hunde los dedos en los vientres de sus asesores, abraza apretadamente a sus hijas, goza su comida, eructa; es malvado y rencoroso, revanchista y vano, con depresiones súbitas, a veces, picaresco y a veces demasiado insoportable; de pronto modesto, sólo para vociferar y bramar una vez más.
“Tiene una vanidad monstruosa, una piedad hipócrita y dudosos motivos en la guerra de Vietnam. Como todos los políticos que quieren adquirir ‘prestigio intelectual’, ha escrito un libro, o mejor dicho, ha firmado un libro. Se titula Mi esperanza en América. No es imposible que sea el peor libro escrito jamás por cualquier líder político en cualquier parte del mundo… Un abundante océano de piedad presuntuosa, un libro abominable y condenable, una prosa que suscita los gritos de una muerte por sofocación. La esencia de la prosa totalitaria es que no define, no comunica. Se limita a oprimir. Obstruye desde arriba. Desprecia profundamente a las mentes que recibirán el mensaje y hace lo que puede por adormecer las conciencias con frases que no son otra cosa que las estructuras del poder vueltas ladrillos.
Inclusive algunos de los herederos norteamericanos de Hitler se han apropiado sus conceptos, como puede advertirse en el discurso pronunciado por Robert E. Wood, que fuera presidente de la organización fascista America First:
“Los americanos como yo piensan que nuestra verdadera misión se encuentra en Norte y Sudamérica. Con nuestros recursos y nuestra capacidad organizativa, podremos desarrollar un… continente virgen como Sudamérica. La reorganización y el debido desarrollo de México proporcionarían por sí solos un magnífico cauce para nuestro capital, nuestras energías en el porvenir.
“Y aunque bien es cierto que yo pienso que debemos hacer todo lo posible por conservar la amistad de nuestros vecinos del sur, pienso también que deberíamos establecer muy claramente que ningún gobierno en México, en la América Central y en los países sudamericanos bañados por el Mar Caribe será tolerado a menos que asuma una actitud amistosa hacia los Estados Unidos, y que si es necesario debemos estar preparados para crear la fuerza a fin de conseguir ese propósito.”
Hitler había dicho refiriéndose a la América del Sur: “Haremos de ese continente de mestizos, un gran protectorado alemán.” ¿No es en la práctica un protectorado lo que ejercen los EU sobre los países al sur del Suchiate? ¿No son los gorilas verdaderos gauleiters que reciben órdenes del Departamento de Estado norteamericano? Con dos o tres excepciones el resto de Iberoamérica es ya, en mayor o menor grado para los EU lo que Hitler ambicionaba para el Tercer Reich; esos territorios son ya, implícitamente, miembros de la American Commonwelth.
El 8 de enero de 1968 la revista germano occidental Der Spiegel,publicó un extenso reportaje sobre México, con el título de La ley del mestizo, en el que se presenta una imagen distorsionada de este país. En todo caso el aspecto más negativo señalado por la revista nazi (la violencia y la criminalidad, la corrupción política, etc.) resultan inocentes juegos de niños al lado de la realidad del nacional-socialismo y del neo nazismo. Los peores excesos a que haya podido llegar en cualquier época el atraso cultural y político de México, no podrán compararse con los crímenes de los nazis que avergüenzan al género humano.
En todo el artículo de la revista, se percibe un rencor soterrado en contra de México, empezando con el uso en sentido peyorativo del término “mestizo”. Tal parece que los nazis no perdonan a México que su resentimiento histórico en contra de los Estados Unidos, absolutamente legítimo, no se haya puesto al servicio de la estrategia alemana en las dos guerras mundiales.
Dice Der Spiegel: “Parece que la enemistad hacia los Estados Unidos lo ha envenenado hasta la médula. Pero siendo el país del mestizo, nada más lo parece. Es el único país latinoamericano que mantiene relaciones diplomáticas con Cuba, el archi-enemigo de los EU. Doce mil mexicanos estudian en la escuela norteamericana en el Distrito Federal. Su economía solamente florece con la ayuda de las inversiones norteamericanas… Las tres cuartas partes de las exportaciones del país se dirigen a los EU… Nadie será presidente de México si no es persona grata a Washington. Y solamente en un país como México, un presidente de los Estados Unidos puede recorrer la ciudad en un coche abierto porque, según la ley del mestizo, es normal que el enemigo número uno sea el amigo número uno.” (El Nacional, febrero 27 de 1968)
Si hay en estos momentos un país en la Tierra que deba su prosperidad a las inversiones de capital norteamericano y que se pueda considerar como satélite y pelele de los Estados Unidos es precisamente la República Federal Alemana. Fue el cinismo goebbeliano de los neonazis, el desprecio y el rencor hacia México que en cierta medida contribuyó primero a la derrota de la Alemania Guillermina y después a la del Tercer Reich, lo que sin duda inspiró esos ataques.
El tono del reportaje de la revista germano occidental parece un eco del que se empleaba en los momentos de gloria del nazismo, cuando se hacía referencia a los países por conquistar. Esa petulancia arrogante y agresiva de los neonazis es un indicio ominoso; sugiere el pensamiento de que con su nuevo socio norteamericano, se consideran ya listos para lanzarse a una tercera aventura por dominio mundial.
De esa locura hitleriana participan los nazis del Pentágono. El 12 de febrero de 1968, el periódico Excelsior de la ciudad de México, publicó la entrevista que le hiciera el periodista mexicano Julio Scherer García al señor Paul C. Warnke, uno de los más importantes personajes de la política norteamericana, ex abogado general del Departamento de Defensa y secretario adjunto para asuntos de Seguridad Internacional. Al contestar a la pregunta del periodista acerca de si consideraba legítimo que los Estados Unidos vayan a arreglar los asuntos internos de otros países a diez mil millas de su frontera, Warnke respondió:
“Nosotros consideramos tener el derecho moral para intervenir y desde un punto de vista pragmático estamos justificados a intervenir en Vietnam… Tenemos el derecho y la responsabilidad de conservar la independencia de ese país… Si Alemania Oriental tratase de conquistar a Alemania Occidental, estoy seguro de que los Estados Unidos acudirían en defensa de la Alemania Occidental. Si por otra parte Alemania Occidental tratase de invadir a Alemania Oriental, nosotros nos opondríamos. Nos oponemos a toda agresión externa. Tradicionalmente respetamos el derecho que tiene todo país grande o pequeño de determinar su propio futuro. Si México, por ejemplo, sufriera una agresión de China comunista…”
¿Quién les ha dado a los Estados Unidos de Norteamérica el “derecho moral” que según dice Warnke tienen para intervenir en el régimen interno de otros países? ¿Hasta dónde alcanza ese derecho? ¿Cuáles son sus límites y sus implicaciones? ¿No encierran esas palabras el viejo mito de la superioridad racial, el concepto mesiánico de las razas superiores llamadas, según los teóricos del nazismo, a “dirigir los destinos de la humanidad”?
Los Estados Unidos de Norteamérica, violando los tratados internacionales no sólo han reconstruido la economía, sino también la formidable maquinaria de guerra del neofascismo germano occidental. Pero lo que es peor, han adoptado su ideología, su doctrina, sus métodos, instituyéndose a sí mismos en los verdaderos herederos de Hitler.
“Los alemanes occidentales –decía Churchill, uno de los políticos más alertas y clarividentes del campo imperialista– exigen ahora igualdad de armamentos. Semejante exigencia es sumamente peligrosa; puede asegurarse que tan pronto como los alemanes logren la plena igualdad militar con sus vecinos, con toda seguridad que no tardaremos mucho en ser testigos de una nueva guerra en todo el continente europeo.”
Y una guerra en el continente europeo, sería la Tercera Guerra Mundial, la hecatombe nuclear.
No, no son los alemanes los que quieren la guerra.
En la República Democrática Alemana viven 15 millones de alemanes. Muchos de ellos sirvieron en el ejército de Hitler o se formaron en las filas del nacional-socialismo. Sin embargo, nadie allí piensa hoy en la revancha, nadie habla de un futuro desquite histórico, nadie odia tanto la guerra como ellos. El muro que han levantado en Berlín es una trinchera de paz para contener las provocaciones de todo orden de los revanchistas neonazis, un muro de contención en la frontera misma de dos mundos.
¿Qué es lo que ocurre entonces? ¿Hay dos clases de alemanes? ¿Los de la RDA son diferentes a los de la RFA? En absoluto. Los diferentes son los sistemas de gobierno en que viven; la filosofía política que es base de sus instituciones. En la RDA se liquidó el pasado nazi; se transformó la estructura social y los fundamentos de la cultura, desde el kínder hasta los más altos niveles. El único revanchismo que allí existe, es contra los criminales de guerra, contra quienes engañaron al pueblo alemán en 1914 y en 1933 para llevarlo a la muerte con falsas teorías de superioridad racial.
En la RFA, por el contrario, no sólo no se extirpó la raíz del nazifascismo sino que, a la inversa, bajo la protección de los imperialistas norteamericanos, se le cultivó y abonó con miles de millones de dólares, violando los acuerdos de Yalta y de Postdam, hasta hacerlo florecer y restituirle el vigor que tenía en 1939. El revisionismo neonazi germano occidental es un sentimiento artificial creado e imbuido en las nuevas generaciones de la RFA por los herederos de Hitler, los señores del Pentágono.
Jugando aviesamente con la historia los imperialistas yanquis han reavivado en el pueblo germano occidental el odio racial y el absurdo concepto de razas superiores llamadas a regir los destinos del mundo. Se plantean ya reivindicaciones geográficas y políticas y todo el gigantesco aparato del Estado, y todos los medios de difusión están empeñados en la tarea de crear el clima y la psicosis colectiva de la Alemania hitleriana.
En la República Federal han aparecido nuevas ediciones de Mi Luchapara envenenar las mentes de las jóvenes generaciones y el libro circula libremente, con la complacencia de las autoridades bonnianas. La swástica ha hecho su aparición en centros privados y públicos y ahora se habla de crear el Museo de Hitler para glorificar la memoria del más grande asesino de todos los tiempos.
Pero con la historia no se juega. La historia es implacable. No se puede hablar nuevamente de espacio vital para arrebatar a otros pueblos su territorio. Hay una nueva filosofía de la historia en la que no encajan los conceptos de la década de los 30s. Las actuales fronteras geográficas e ideológicas entre el socialismo y el capitalismo son irreversibles, como lo demostró el primer intento revisionista del neonazismo germano occidental apoyado por el imperialismo norteamericano en Checoslovaquia. Como lo prueba también el fracaso de los naziamericanos del Pentágono al tratar de establecer una frontera ideológica en el paralelo 17 en Vietnam. Como lo demuestra el fracaso de la política exterior de los nazis del Pentágono en todo el mundo.
El nazifascismo es una aberración histórica condenada.
Para quienes tratan de rehabilitarlo y para los aspirantes a regir los destinos del mundo, está todavía vigente la lección de Nuremberg.

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