miércoles, 4 de marzo de 2015

La mujer, la familia, el trabajo y… ¿la guerra?

MIÉRCOLES, 4 DE MARZO DE 2015


De este blog:
http://feminofascismo.blogspot.com.es/2014/07/desvalorizar-el-trabajo-reproductivo-de.HTML
copiamos el siguiente post:
En los últimos años se ha observado como la mujer se ha desarrollado en el campo intelectual postergando el matrimonio y los hijos. El promedio de mujeres primerizas es de 30 a 35 años. Es aquí donde surge la pregunta ¿es posible compatibilizar maternidad y trabajo?
En la actualidad hay una profunda desvalorización del trabajo de “ama de casa”, pareciera ser que una mujer “es” en la medida que “tiene” un currículum que así lo avale. La sociedad por otro lado presenta modelos de Wonder Woman lo cual genera internamente una insatisfacción personal, un vacío existencial por no poder cumplir aparentemente con todos los roles, esto conlleva a una situación de tensión entre el trabajo y la vida familiar.
El desarrollo psicoafectivo del bebé necesita de una mamá disponible que permita desarrollar conductas de apego entendidas como el primer vinculo que se caracteriza por una gran interdependencia, sentimientos mutuos de mucha intensidad y vínculos emocionales muy sólidos.
Tenemos que pensar en recuperar la tierra, como reivindican estos movimientos, porque los medios de sustento que dábamos por descontado ya no son sostenibles. No volveremos a la relación de los años setenta y ochenta. La crisis es sistémica y será cada vez más intensa. En los EEUU diversas teorías económicas advierten de un ciclo de crisis permanente que es un modus vivendi de la acumulación primitiva. El discurso de la tierra tiene que volver de forma más compleja, con otra lógica de relaciones que vaya más allá de la producción de mercancía, como valor cultural: nos hemos acostumbrado a desvalorizar el trabajo reproductivo de las mujeres y el de producción agrícola, y ello ha destruido nuestra relación con la tierra, con las fuerzas que son fuente de conocimiento inmenso, que han dado lugar a descubrimientos astronómicos y científicos.
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¡Muy buenas!
La solución a este “problema” (Lo entrecomillo porque yo soy hija de padre y madre trabajadores y jamás, repito, jamás, he estado desatendida en ningún aspecto); la solución como digo, no pasa por devolvernos a las mujeres a la casa con la pata quebrada, sino por realizar un profundo cambio en los oficios, tal y como los conocemos ahora. En muchísimas profesiones se abusa del tiempo de los trabajadores; con la crisis, se ha despedido a mucha gente, pero los que quedan deben hacer su labor y la que antes llevaban a cabo sus compañeros. Por tanto ¿Son las jornadas laborales actuales compatibles con una vida familiar? Lo dudo seriamente.
Este blog parece defender los derechos de los hombres. Sin embargo, no conozco a ninguno que se haya quejado de lo mucho que trabaja y de que no puede cuidar a su bebé.
Muchos varones (No voy a caer en la generalización de decir “todos”) asumen que el cuidado de los hijos debe recaer en la mujer. ¿Por qué no se queda el padre en casa cuidando al niño? ¿No se te ha ocurrido pensar que ese trabajo reproductivo que tanto defiendes es responsabilidad tanto del hombre como de la mujer? ¿No te has planteado que el desarrollo psicoafectivo de un niño también es asunto del papá?
La paternidad no consiste en echar un polvo y pagar gastos. El hombre también debe cambiar pañales, dar biberones a las 6 de la mañana y llevar los niños al cole. Venga, llámame “feminazi”. Es lo que está de moda…
Saludos Sypam,
Gracias por tu comentario.
Me gustaría que te quedara claro que no he propuesto devolver a las mujeres a la casa con la pata quebrada, ese es un extremo que no he planteado nunca. Desear que las mujeres no tengan complejos vocacionales en ser el alma del hogar es una cosa y quebrar patas es otra cosa muy distinta con la que no me identifico.
Por supuesto que se me ha ocurrido pensar que ese trabajo reproductivo que tanto defiendo es responsabilidad tanto del hombre como de la mujer, pero no de la misma manera, existe lo que se denomina reparto de roles o especialización y dado que hombres y mujeres, generalizando que por supuesto existen excepciones, tienen cualidades y preferencias internas (predisposiciones) distintas no entiendo que sea sensato uniformizar y dividir por dos esa tarea: hombre y mujer deben aportar a la crianza aquello para lo que están más predispuestos por naturaleza.
Por supuesto que me planteado que el desarrollo psicoafectivo de un niño también es asunto del papá. ¡Y tanto! Pero la manera de proporcionar y abordar la tarea del desarrollo psicoafectivo de un niño no es la misma para un hombre que para una mujer, excepciones aparte.
Claro que un hombre puede quedarse en casa cuidando a su-s hijos, tanto si lo desea como si no tiene más remedio, pero en condiciones normales y generalizando, las mujeres, además de poder hacerlo exactamente igual, están más predispuestas a ello, tanto sicológica como geneticamente.
Y es que esa historia de que hombres y mujeres somos exactamente iguales es una mentira colosal, las diferencias no solo son físicas (debería ser evidente) sino también psicológicas y éstas se manifiestan hasta en la química celular.
La paternidad va más allá de cambiar pañales o dar biberones, algo para lo que el hombre está perfectamente capacitado, ciertamente, pero como te digo va más allá. Hay cosas que un padre no puede ofrecer adecuadamente a su hijo y otras que una madre tampoco puede ofrecerle adecuadamente, por eso la naturaleza ha creado al hombre y a la mujer, no con el propósito de que una ideología que ignora las evidencias los uniformice y los haga intercambiables, eso, por mucho que os suene a música celestial la palabra igualdad, es un error y una barbaridad que atenta contra la propia identidad y libertad de los seres humanos, me refiero ha hacerlos “iguales”. Pues no, no somos iguales aunque en circunstancias de necesidad un hombre pueda suplir a una mujer y viceversa, pero eso no significa que sea deseable. Lo deseable es que cada ser realice aquello para lo que está mejor dispuesto.
La maternidad tampoco consiste en pegar un polvo y que te paguen los gastos.
La mujer no debería, en circunstancias normales, embarcarse en un pesquero y dejar a su marido cuidando a los hijos, como tampoco debería formar parte de una unidad de artillería motorizada. No solo es una cuestión de capacidades (algunas mujeres podrían hacerlo mejor que algunos hombres, aunque proporcionalmente pocas) sino de predisposición. Por ponerte un ejemplo, en Suecia llevan décadas intentando por todos los medios que haya tantas mujeres ingenieros como hombres pero no hay manera (y no es porque algunas mujeres no estén capacitadas). Sencillamente, a las mujeres no les emociona la ingeniería como no les emociona el fútbol y no hay nada que se pueda hacer al respecto en nombre de la “igualdad”. a los hombres les satisface enormemente resolver problemas difícles, tanto como meter un balón en la portería contraria y es por eso que hay muchos más hombres que mujeres que eligen la carrera de ingeniería.
En resumen: prentender ignorar las diferencias entre hombres y mujeres es una verdadera barbaridad, un signo de una gran ignorancia y aplicado al mundo real, un desastre, lo que pasa es que el ser humano traga con todo. Pero no es de sabios, si me permites la expresión.
No te llamaré de ninguna manera, lo siento, solo te diré que mis padres eran ambos trabajadores y ahora me doy cuenta de que me hubiera beneficiado de un hogar regentado y ordenado por una madre. A mi madre la adoraba y cuando salía del colegio en vez de subir a casa donde reinaba el cáos desetructurador de la ausencia (y el reinado de la TV) me iba a la tienda donde trabajaba mi madre hasta que ella me tenía que decir que volviera a casa que tenía trabajo. A mi padre, a quien adoraba de otra manera, sus ausencias también me herían (viajaba mucho), pero como eran otras cosas las que me aportaba, éstas se podían compensar con sus regresos. En definitiva, hombre y mujer aportan cosas distintas a la crianza de los hijos y aunque una mujer puede embarcar en un pesquero y un hombre poner biberones, la igualdad por decreto “idealista” no tienen mucho sentido. Lo que tiene sentido es lo que dijo Aristóteles cuando definió el concepto de justicia: “a cada uno lo suyo”. Tu crees que es mejor “todos iguales”, de acuerdo, tiene que haber disidentes para que se cumpla con un principio que se llama la concreción de la totalidad de las posibilidades, o en otras palabras: si, desde luego, todo es posible, hasta levantar una pared de ladrillos subido en una bicicleta.
11 de septiembre de 2014, 1:38&&&
Nota de Klypeus:
También se reproduce este post en www.yrania.wordpress.com

1 comentario:

klypeus dijo…
Lo curioso del blog autotitulado
feminofascismo es que parece asociar feminismo con fascismo, cuando la realidad histórica es que son conceptos dispares y hasta opuestos, pues es bien sabido que el fascismo histórico y más aún el nacionalsocialismo se caracterizaron por una defensa
fundamental de la familia y de la
maternidad, sin que ello impidiera que las mujeres desarrollasen sus vocaciones profesionales, sin perjuicio de su
femineidad y realización como madre y esposa.

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