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lunes, 6 de enero de 2014

RODRIGO ROYO, UN PIONERO DEL PERIODISMO / lunes,6 enero 2014

Del blog http://www.antonioparragalindo.blogspot.com CLIPEUS copia un post titulado “Rodrigo Royo, un pionero del periodismo…”, del que es autor Antonio Parra Galindo, periodista segoviano y español que tuvo la suerte de trabajar con Don Rodrigo en el Diario SP, de Madrid.


Rodrigo Royo, con el uniforme de la División Azul. Fue herido en la batalla de Krassni Bor y fue trasladado al hospital de campaña. Tenía los pies congelados y a causa de ello arrastró una cojera toda su vida.
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Veo una foto en Internet que me entusiasma. Bajéla del blog de J. Fernández Krohn que ha escrito un gran artículo sobre el hombre que a mí y a otros muchos nos abrió las puertas carreteras del periodismo (Umbral, Diego Carcedo, Homero Valencia, Luis Angel de la Viuda, Andrés Kramer, Cristobal Paez padre-que el hijo ganó mucho más dinero y anda metido ahora en lides judiciales con los peperos, Juan Prats, Ivorra, Santos Gozalo, Félix Ortega, Manolo Velasco y hasta un sobrino del banquero Botín que era nuestro confeccionador de SP, más un largo etcétera). Rodrigo Royo aparece en la instantánea con el uniforme de la Blau. Todos sabemos que se le congeló un pie en Novgorod y estuvo hospitalizado en Riga y casi a punto de pasarse a los rusos por el amor de una judía a la que conoce en el hospital y por ella puso su vida al tablero pero no pudo salvarle a la muchacha el pellejo, se lo llevaron los polizontes de la Gestapo, patético capítulo de su novela. Él mismo estuvo a punto de ser fusilado por los alemanes por confraternizar con el enemigo. Toda una peripecia que cuenta en una novela que publica por entregas en la prensa del Movimiento. La dio entera Amanecer de Zaragoza. Acabada la guerra, se fue de polizonte a los Estados Unidos. Trabaja en Nueva York de ascensorista y allí conoce a una bella colombiana que sería su mujer, la madre de sus hijos. Es nombrado corresponsal en Washington alternando las tareas informativas para la Cadena del Movimiento con Paco Lucientes que informaba desde la ONU. Por esos días publica “America el paraiso del proletariado”. De regreso a Madrid es nombrado director del Arriba. BAjo su mano el periódico de la calle Larra se traslada a las instalaciones de Castellana 142. Hace un periódico en huecograbado que sería el mejor de los publicados en España de su época un diario abierto a todas las plumas incluso las de los vencidos. Rodrigo Royo era un genio, un valenciano de Alcira que creía en la reconciliación. Un artista. Un virtuoso del violín con los que amansaba a las fieras exaltadas cuando después de tres meses no habíamos cobrado, al que veíamos escribir a pluma aquellos editoriales magníficos del SP (Servicio de Publicaciones) que se adelantó a su tiempo. Fue ninguneado y calumniado por los suyos. Los de la vieja guardia le llamaban el “Rorro”. Por eso prefirió rodearse de gente moza. Tuve la suerte de formar parte de aquella redacción en frente a una vaquería de Santiago Cordero en Tetuán de las Victorias junto con los compañeros ya mencionados aparte de Santiso, Juan Pla y Balbín, toda una serie de apellidos que frisaron como lumbreras en el periodismo del tardofranquismo y de la transición.
Rodrigo dio a la estampa dos novelas maravillosas y descatalogadas “El Establishment” donde se narran las bellaquerías del Opus tan sibilino tan demonial a pesar de decirse la santa obra que le acogotaron prácticamente (no tenían caridad aquellos buitres lectores de “Camino”) y otra sobre la guerra civil “Todavía”.
Por estos dos títulos merecería su nombre brillar con letras de oro en los anales de la literatura castellana, pero lo han silenciado, lo hicieron el vacío y enviado sus libros al infierno del índice.
La denominada democracia tendrá a su cargo la culpa de muchos escarnios, de autos de fe, autenticas almenaras de letras de molde. Han borrado nuestros nombres de la listas. Maquiavélicos, han entendido que la mejor política para amordazar a un escritor es encerrarlo entre los barrotes del “no person”, simplemente no eres, no estás, para ellos ni existes, y aparejar cortinas de humo, condenarlo al Leteo de la indiferencia.
Ellos borraron su memoria pero para mí el nombre de Rodrigo Royo Maciá está escrito en caracteres triunfales del laurel victorioso.
No sabían que era un libertario y un demócrata, admirador de los Estados Unidos, quiso trasplantarlo a España pero no lo dejaron y fueron los de siempre: las cien familias que desde Godoy a esta parte se erigieron en amos de esta finca llamada España.
Yo quisiera reivindicar su obra y su trayectoria profesional de periodista valiente y peleón. Fue uno de los primeros que se enfrentó a la bestia aun a costa de morir pobre y arruinado
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FUENTE:
http://www.antonioparragalindo.blogspot.com.es/2014/01/rodrigo-royo-un-pionero-del-periodismo.html
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NOTA DE CLIPEUS:
Para comprender el talante auténticamente liberal –en el sentido castellano del término– de  Rodrigo Royo Masia, hay que señalar que habiéndose definido políticamente él mismo como “fascista”,  la redacción del DiarioSP publicó en primera página una carta abierta desmarcándose de la posición ideológica de Rodrigo Royo, propietario y director del DiarioSP.
En relación con aquel maestro de periodistas que fue Rodrigo Royo, también merece ser citado un artículo, publicado en su blog, por Juan Fernandez Krohn.
En el siguiente enlace
http://juanfernandezkrohn.blogspot.com.es/2014/01/aborto-y-15-m.html
puede leerse lo siguiente:
El Diario “SP” de Rodrigo Royo publicó el 30 de mayo del 68, en el punto más álgido de la crisis del mayo francés, un artículo editorial, “El nuevo fascismo”, en el que apostaba y tomaba claramente  partido en favor de los estudiantes (de izquierdas) contestatarios, seguido justo después (el 1 de junio) de una carta de protesta de los propios redactores, del periódico, antifascistas (y “enragés) todos o casi todos ellos (…) El fracaso (estruendoso) de la apuesta aquella del diario falangista selló a la larga el fracaso personal de su director y la derrota de la Falange del régimen. Y cuarenta y tres años después, ciertos sectores de los medios azules (y de “extrema derecha”) decidieron optar y apostar por los indignados del 15-M. Los pueblos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla
Tras la desaparición de Diario SP, en 29 de Agosto de 1969, Don Rodrigo Royo dirigió el diario Informaciones, de Madrid, desde 1 Agosto hasta 13 de Diciembre de 1980, falleciendo en Madrid, el dia 24 de Agosto de 1982, a los 60 años de edad. Sus compañeros de la Revista SP y del Diario SP le dedicaron una misa de funeral en la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza (Ciudad de los Periodistas) el dia 8 de septiembre de 1982.

miércoles, 23 de mayo de 2012

los LOBOS nunca mueren…

los LOBOS nunca mueren…

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jose luis gutierrez el lobo in memoriam

JOSÉ LUIS GUTIERREZ ERA DE LA ESCUELA DE SP
Uuuuuuu. Le llamábamos el Lobo porque en esos momentos tensos que hay en cualquier redacción trataba de distender a la peña imitando el sonido de la muta lobuna. Un ulular por él aprendido de niño cuando manadas de este animal carnicero acechaban los campos de su pueblo Busdongo en la misma raya entre Asturias y León donde era de recibo parar a comprar pan. En Busdongo hay una panadería que cuece hogazas como ruedas de carro. Hace poco pregunté por él y me dijeron que estaba bien. La noticia del fallecimiento de José Luis Gutiérrez el Guti y también el Lobo nos ha cogido de sorpresa. Era uno de la escuela de SP aquella revista y luego periódico fundado por un falangista valenciano y un hombre de bien Rodrigo Royo que a muchos de nosotros nos enseñó a escribir en libertad. Sus correligionarios- Rodrigo se marchó a la división azul con 17 años- le hicieron el vacío. Los tecnócratas y banqueros le negaron el pan y la sal y el Opus le cerró el periódico pero el de Alcira, espiritu generoso, nos dio cobijo a toda una generación  de profesionales (…/…. ).
Así nació SP con vocación de servicio ne el afán de huida de toda manipulación vicaria. Éramos todos aquellos jóvenes – miro hacia atrás y se me empaña la mirada de melancolía y ruedan por mis mejillas alguna lágrima de arrepentimiento, éramos demasiado ingenuos porque creíamos en los reyes magos y el mundo es como es y la condición humana poco mejorable- muy de izquierdas. José Antonio y sobre todo Onesimo en sus libros y en sus verdades o en medias verdades constituían la horma de nuestro zapato como era mi caso, pero Rodrigo Royo no le ponía el veto a nadie. Gaziño un gaditano llegaba a la redacción de Santiago Cordero con el libro de Mao bajo el brazo. Estaba de moda ser maoísta por entonces porque el comunismo soviético se les había quedado a muchos pequeños y este era el caso del Lobo lo que no fue óbice a que encauzase su carrera profesional hacia predios más asendereados y lucrativos a la sombra de la higuera del gran cofrade. La primera vez que lo vi fue en la vieja facultad de san Bernardo. Había ido yo a ver las notas de los exámenes de septiembre pues se examinaba mi hermano Javi – yo había acabado la carrera hacía bastante tiempo- cuando se presentó un moreno alto y con barba, esgrimiendo unas notables gafas de sol Ryban, las que lucía Robert Redford en sus políticas y haber su nombre en las actas de aprobado José Luis Gutiérrez… apto prorrumpió en un grito triunfal… uuuuuu.  Ya soy periodista. Era aquel clamor algo que representaba al aurrresku o al Ijujú de las montañas de León. José Luis venía de concluir su jornada laboral como fresador.
La segunda vez fue en el año 80 en el aeropuerto Kennedy. Estaba yo a punto de embarcar en el avión de regreso a España después de cerrar la corresponsalía en Nueva York al quedar disuelta o vendida y malparada la prensa del Movimiento. El Guti iba acompañado de una rubia despampanante que debía de ser la CIA. Se me ocurrió y en mala hora lo haría objetar que nuestro infortunio profesional se debía al amigo norteamericano. Iban a pasar el rodillo por todos nosotros. La rubia me miró con ojos muy fieros pero yo le dije que el espiritu de SP era de urdimbres libertarias. Afortunadamente, para él José Luis Gutiérrez fue de los que supo subirse al carro de los vencedores. Fue director de Cambio 16 y luego tenía una columna en el Mundo bajo la firma de Erasmo. Era un hombre brillante, muy leído y estudioso, aunque para mí gusto nunca llegó a la categoría del gran periodismo de altura que tuvieron Félix Ortega o Manolo Velasco. Conservaba el candor y el entusiasmo de sus años adolescentes. Para ganarle la partida al Islam lo que tenemos que hacer los españoles es tener muchos hijos, le escuché decir en una tertulia de radio. Gran verdad. Se había formado, según creo, en el seminario de su diócesis donde cursó Humanidades como la mayor parte de la pleyade de escritores que ha dado León y que van desde Merino  hasta Luis del Olmo pasando por Magín Revillo, Pepe Cavero y Jesús Torbado quien para mí es el gran  escritor que nos representa a los de SP a los inconformistas de la generación de mayo de 1968. Otro que se va José Luis Gutiérrez el Lobo. Hoy me toca escribir tu necrológica entre la tristeza y la autosatisfacción de sentirme superviviente de mí mismo y de todo aquello. Goodbye to all that. Que la tierra te sea leve.
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Nota de JRANIA: He encontrado este post en el blog de Antonio Parra y supongo que su autor no tendrá inconveniente en que lo copie aquí,  pues no es la primera vez que me hago eco de su magistral prosa y de sus muy sentidos testimonios.