Mostrando entradas con la etiqueta Manu Rodriguez. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Manu Rodriguez. Mostrar todas las entradas

lunes, 4 de julio de 2016

La cuestión identitaria y el sistema / Manu Rodriguez

139) La cuestión identitaria y el sistema (III)

By 

lunes, 4 de julio de 2016

139) La cuestión identitaria y el sistema (III)

Manu Rodríguez. Desde Europa (04/07/16).

*

*Comenzaré con unas palabras de Heidegger: “…Y el mundo espiritual de un pueblo no es la superestructura de una cultura, así como tampoco el arsenal de conocimientos y valores utilizables, sino que es el poder que más profundamente conserva las fuerzas de la tierra y de la sangre y que, en tanto tal poder, excita más íntimamente y conmueve más ampliamente su existencia.” (Heidegger, Autoafirmación de la Universidad alemana, 1933)
*Es penosa la situación de los indígenas americanos. Los ‘europeos’ han vuelto a desviarlos de su camino atrayéndolos, esta vez, hacia el marxismo. Primero el cristianismo, posteriormente, los ideales de la Rev. Francesa y de la Ilustración, y ahora el marxismo (el comunismo). No nos olvidemos del retorno del cristianismo con la ‘teología de la liberación’ de los años 60’ y 70’ del siglo pasado.
Cada una de estas ideologías los aparta de su condición étnica, de su identidad ancestral. Se trata de ideologías universalistas transétnicas, transculturales… Cada una de ellas les pide, les exige, la renuncia a su ser étnico y lingüístico-cultural.
En 2011 se publicó en Bolivia la obra de Slavoj Zizek, “¡Bienvenidos a tiempos interesantes!” La edición estuvo a cargo de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, que preside Álvaro García Linera, intelectual afín a los nuevos marxistas como E. Laclau, A. Negri, o S. Zizek. El texto no tiene desperdicios por lo que nos enseña acerca de las estrategias disolutivas, desintegradoras, de las ideologías judeo-mesiánicas (políticas, económicas, o religiosas); de sus discursos, de sus argumentos, de sus ‘razones’. Citaré algunos fragmentos.
Primero veamos algunas palabras del texto del propio S. Zizek. En la presentación: “…En nuestra historia, ‘tiempos interesantes’ son, de hecho, tiempos de ‘inestabilidad, guerra y lucha por el poder’ que dejan millones de víctimas inocentes sufriendo las consecuencias. … Una posición radical-emancipatoria auténtica no retrocede frente a semejantes situaciones de peligro: conscientes de los horrores que éstas suponen, se atreve a usarlas como oportunidades para el cambio social… Los seis ensayos de este libro trata de contribuir a ese espíritu radical-emancipatorio que alguna vez fue llamado comunismo…”   En página 19 del texto: …“Más que nunca la respuesta a cada crisis (del capital internacional) ha de ser más internacionalista y universalista que la universalidad del capital global. La idea de resistir al capital global en nombre de la defensa de identidades étnicas particulares es más suicida que nunca…”  En páginas 25-26: “…hoy, más que nunca, uno debería tener en mente que el comunismo comienza con el ‘uso público de la razón’… con la universalidad igualitaria del pensamiento. Cuando San Pablo dice que, desde el punto de vista cristiano, ‘no hay ni mujeres ni hombres, ni judíos ni griegos’, afirma con  ello que las raíces ‘étnicas’, la identidad nacional, etc., no son una categoría de verdad, o, para ponerlo en términos kantianos precisos, cuando reflexionamos sobre nuestras raíces étnicas practicamos un uso privado de la razón, un uso limitado por presuposiciones dogmáticas contingentes, i.e., actuamos como individuos ‘inmaduros’, no como seres humanos libres que habitan la universalidad de la razón…”
Adviértase la consideración de la reflexión sobre nuestras raíces étnicas como ‘presuposiciones dogmáticas contingentes’ –la  etnia como un aspecto contingente de nuestra existencia. Nada hay menos contingente en nuestra existencia que nuestra condición étnica, uno pertenece a la raza caucásica, o a la masai, o a la quechua, o a la aimara –y digo bien, se ‘pertenece’, ‘pertenecemos’; somos ‘pertenencia’. Nuestro sexo, nuestra raza, y nuestro entorno lingüístico-cultural son las determinaciones necesarias que marcan nuestro ser. La pertenencia a un sexo, a un grupo étnico, y a una cultura nos ‘marcan’ desde que nacemos. La reflexión limitada por ‘presuposiciones dogmaticas contingentes’ es la que se efectúa desde determinadas ideologías o creencias, sean éstas religiosas, políticas, o filosóficas. Estas ideologías o ‘weltanschaung’ son, en todo momento y en todo lugar, eventuales, circunstanciales, temporales… relativas, contingentes. Por lo demás, la conciencia étnica o identitaria no es una conciencia privada, sino colectiva, responde al colectivo étnico al que pertenecemos, es la voz del pueblo al que pertenecemos.
Los pueblos ancestrales no tienen ideología o visión del mundo, tienen cultura. Y la cultura de un pueblo en su religión (aquello que les religa y les hace uno). Y el ‘mundo espiritual’ de un pueblo… (recordemos las palabras iniciales de Heidegger).
Obsérvese igualmente la prédica de lo ‘igualitario’ en su sentido transétnico, transcultural… ‘universal’, en lo que vienen a coincidir cristianos, marxistas, y demócratas liberales. Con todo, se aspira a una universalidad aún más grande y poderosa (‘más internacionalista y universalista’) que la del ‘capital global’ –un ‘globo’ más grande, vale decir, más perfecto, más acabado, más eficaz… mejor. La ‘comunista’ es la ‘otra’ globalización.
Adviértase, finalmente, la apelación a las ‘autoridades’, ya teológicas, ya políticas, ya filosóficas. No encontramos más que sofismas en cada frase, en cada argumento, en cada razón… por todos lados.
El objetivo es acallar la voz del propio pueblo, apartar a los indígenas (de cualquier latitud) de su propio camino, de su ser ancestral.
Desde el punto de vista étnico (el del propio pueblo, el del propio interés) no podemos ver estas prédicas a nosotros dirigidas más que como una ofensa, aún más, como un ataque directo a nuestro ser biosimbólico con ánimo de destruirlo; de destruir nuestras ancestrales señas de identidad. Es el truco del ‘cuco’. Pretenden desalojar el ‘huevo’ propio para que incubemos ‘huevos’ ajenos.
La obra es una maldita carta pastoral; una obra de apostolado entre los ‘gentiles’. Una suerte de “carta a las comunidades indígenas americanas”. Es una muestra más de la aculturación y la enculturación que padecen constantemente los pueblos indígenas americanos. El paso que se les incita a dar, el que les conduce al olvido del ser propio… una vez más. (También nosotros, los pueblos europeos, o de origen europeo, padecemos este permanente acoso; también a nosotros, como gentiles, se nos desvía constantemente de nuestro camino).
Terminaré estas citas del texto de Zizek con su defensa de la violencia y el terror ‘revolucionario’, muy habitual en los nuevos marxistas o la nueva izquierda. En páginas 22-24: “…Cercanamente relacionada a esta desfechitización de la democracia (véase más abajo las citas del prólogo) está la desfechitización de su contraparte negativa, la violencia. Badiou propuso recientemente la fórmula de una ‘violencia defensiva’… …no se puede separar la violencia de la existencia misma del Estado (como aparato de dominación de clase): desde el punto de vista de los subordinados y oprimidos, la existencia misma del Estado es un hecho de violencia (en el mismo sentido en que, por ejemplo, Robespierre dijo, en su defensa del regicidio, que no se tiene que probar que el rey haya cometido ningún crimen específico, ya que la mera existencia del rey es un crimen, una ofensa para la libertad del pueblo). En este sentido, estricto, toda violencia del oprimido contra la clase dominante y su Estado es en última instancia ‘defensiva’… …Para los oprimidos, la violencia es siempre legítima (ya que su mismo estatus es el resultado de la violencia a la que están expuestos) pero nunca necesaria (es siempre una cuestión de consideraciones estratégicas el usar o no la violencia contra el enemigo). … En breve: el tema de la violencia debe ser desmitificado. El problema del comunismo del siglo XX no era que recurriera a la violencia per se (la toma violenta del  poder estatal, el terror para mantener el poder), sino un modo general de funcionamiento que hizo esta recurrencia  a la violencia inevitable y legítima (el Partido como instrumento de la necesidad histórica, etc.)…”
Zizek ha hecho específicas defensas del terror rojo en textos sobre Robespierre (el divino terror), Lenin (‘Repetir Lenin’…), y Trotky (prólogo a ‘Terrorismo y Comunismo’), si bien el tema es tratado elogiosamente aquí y allá en sus obras (y en la de otros post-marxistas). Véase la impunidad con la que los comunistas predican y defienden la práctica de la violencia y el terror en el ejercicio del poder. Yo reto a cualquiera que lea estas líneas a que encuentre tal apología de la violencia y del terror en los textos de Hitler, Goebbels, von Ribbentrop, o Rosemberg. Y sin embargo, son los textos de los nacionalsocialistas los prohibidos. ¿Por qué? Los textos de Marx y Engels, los de Lenin, los de Trotsky… los de Mao… circulan abiertamente, se reeditan sin ningún problema. Los teóricos y estadistas del régimen más criminal que han conocido los pueblos de la tierra.
Resulta instructivo que Zizek no cite a ninguno de los defensores anarquistas y anarco-sindicalistas de la violencia (Proudhon, Bakunin, Sorel…).
(Una primera elaboración de “¡Bienvenidos a tiempos interesantes!” apareció por primera vez como epílogo en la obra “Viviendo en el final de los tiempos” (2010). Las citas sobre la violencia y el terror pertenecen a uno de los parágrafos del epílogo que lleva por título “¿Por qué la verdad es violenta?”.  Parte de este mismo parágrafo se publicó en la revista Jacobin Magazine (estadounidensecon el título “The Jacobin Spirit. On violence and democracy.”)
En Zizek (y otros) tenemos ya al cristianismo, a la ‘ilustración’ y los ideales de la revolución francesa, y al marxismo, del mismo lado de las barricadas… Los múltiples rostros del universalismo judeo-mesiánico. El coro de voces tramposas, aquellas que conducen a la muerte y al olvido. Un tenebroso monstruo policéfalo, este ‘sistema’.
Estos autores, estos nuevos marxistas, están del mismo lado que los inquisidores, con su mezcla de piedad y de terror. ¿Qué no harían si pudieran; qué no volverían a hacer?
Ahora veamos algunas palabras del prólogo, firmado por Josefa Salmón: …“En preparación de su llegada (marzo 2011) se han formado grupos para discutir su obra, grupos apoyados y estimulados por la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia… estos grupos de lectura se han aproximado a las ideas de Zizek entrando en lo que éste llama el ‘uso público de la razón’. Este uso permite alejarse de nuestro ser particular, étnico, es decir, de lo que él llama el ‘uso privado de la razón’…”…  “¡Bienvenidos a tiempos interesantes! Nos reta a tomar una posición ‘radical-emancipatoria auténtica’… La crítica más fuerte de ¡Bienvenidos…! es sin duda al capitalismo… …el mayor peligro, según Zizek, que cita a A. Badiou, es la ‘ilusión democrática’, es decir, ‘la aceptación de los mecanismos democráticos como marco final y definitivo de todo cambio’, lo cual evita el cambio radical de las relaciones capitalistas. Por eso, en el último y bello capítulo de este libro, Zizek, a través de un cuento de Kafka, ‘Josefina la cantora, o el pueblo de los cantores’, propone lo que serían sus ‘Notas para una definición de la cultura comunista’ (título del sexto y último capítulo). Según Zizek (citando ahora a Frederic Jameson), se podría leer este cuento como la propuesta de Kafka de una utopía socio-política, de su ‘visión de una sociedad comunista radicalmente igualitaria’… …la lectura de esta última sección nos deja con la ilusión de la posibilidad de la existencia de tal sociedad comunista… donde exista más igualdad… Para lograr esta equidad hay que ser guiados por lo que Zizek llama el ‘frío pensamiento racional’.”
He aquí una conversa. He aquí el sacrificio del ser étnico y cultural en el nombre del dios ‘razón’ y del ‘comunismo’. De nuevo “abandónate a ti mismo, abandona aquello que te hace ser lo que eres… y sígueme.” Así se prosigue la colonización y la desposesión de los pueblos indígenas americanos (y de los pueblos del planeta).
Son ya incontables los pueblos víctimas de estos ominosos predicadores, la multitud de pueblos engañados, manipulados, desposeídos, sacrificados… extinguidos. La obra de los misioneros y propagandistas cristianos, musulmanes… demócratas, comunistas…
Hay palabras en Alan Woods (prólogo de ‘los escritos sobre el fascismo’, de Trotsky –2004) que tienen que ver con esto que digo: “Combatiremos a la reacción en todas sus formas, movilizando el poder del movimiento obrero para oponerse a los fascistas allá donde levanten la cabeza. Combatiremos el racismo y lucharemos para unir a la clase obrera, eliminando todas las distinciones raciales, lingüísticas, religiosas o nacionales.”
He aquí la razón de la sinrazón; la lógica de la necedad, de la locura, y de la muerte –el demencial ‘racionalismo’ implícito en demo-liberales y comunistas.
Es, no lo olvidemos, el futuro deseado por el ‘sistema’. Una sola masa humana, una sola lengua, una sola ideología. Acabar con las ‘diferencias’, con las ‘distinciones’ (aquello que nos distingue a unos de otros)… homologar (étnica y culturalmente). Ésta es la meta tanto del ‘capitalismo’, como del ‘comunismo’.
*Las palabras citadas de la obra de Zizek denotan bien a las claras la intención destructora de la conciencia étnica de los pueblos indígenas americanos y su conversión ideológica al marxismo (comunismo) –en esta ocasión. Las palabras de la prologuista nos muestran el éxito de estos apóstoles de la proletarización de los pueblos (de los ‘gentiles’; de los ‘otros’) en su predicación. No olvidemos  que P. Iglesias e I. Errejón (miembros de ‘Podemos’) anduvieron también por tierras bolivianas como consejeros de Evo Morales, y que la tesis doctoral de I. Errejón versa sobre ‘la lucha por la hegemonía en el primer gobierno de MAS’ (Movimiento al socialismo, de Evo Morales). Como virus se difunden; como el cuco, a costa del anfitrión. Es una pandemia ideológica, cultural, simbólica. Y es una patología social.
Hay que decir que, en numerosos casos, hemos sido los europeos, los más útiles entre los tontos útiles, los vectores de estas pandemias sociales. Los primeros infectados, los inconscientes difusores de los simbolemas y culturemas más letales para los pueblos (cristianismo, ‘racionalismo’, comunismo…).
En todo momento se trataba de etnocentrismo y supremacismo, ciertamente, pero no de etnocentrismo o supremacismo ‘blanco’, o europeo, como a primera vista pudiera parecer. Entiéndase esto. Averígüese de dónde salen estas ‘ideas’ universales; quién pone en circulación estas nocivas ideologías; qué pueblo o grupo étnico es el responsable último… Cui bono?
Los pueblos europeos. Los últimos llegados, los más jóvenes entre los subtipos humanos… Ingenuos, inmaduros… No hemos sabido preservar ni salvaguardar nuestro ser, que es la ley fundamental que garantiza el futuro de los pueblos. Descuidamos el ser propio –como cosa sin valor. Como adolescentes nos comportamos. ¿Cuándo maduraremos?
*Los Estados latinoamericanos se han convertido en un laboratorio político para los intelectuales del ‘sistema’ europeos o estadounidenses (la nueva izquierda). Es la colonización que no cesa. Colonización intelectual, cultural, política, económica…
Dicho sea de paso, la función de los intelectuales marxistas o neo-marxistas, de los intelectuales ‘orgánicos’, en términos gramscianos, es la de crear en las poblaciones la atmósfera cultural apropiada para que el ‘comunismo’ caiga como fruta madura. Algo similar a lo que ocurrió con los intelectuales que propiciaron la Revolución francesa –la  población acabó demandando los cambios (económicos, políticos… ideológicos…) que requería la burguesía incipiente para acceder al poder. Todos sabemos, o deberíamos saber, que la ‘cosa’ terminó, simplemente, con un cambio de ‘Amo’. ¿Quién es el grupo emergente que, en esta ocasión, quiere el poder; quiere ser el ‘Amo’? ¿Quién el que arrastra y manipula a las multitudes de esta manera? Las consignas ideológicas que difunden los neo-marxistas (transnacionales, transétnicas…) coinciden absolutamente con los requerimientos del ‘sistema’ –del capitalismo internacional (de la ideología demo-liberal). Son los fundamentos sociales y culturales, el clima social y cultural que ambas ideologías buscan –el  desarraigo (biosimbólico) universal. Hay razones para incluir a ambas corrientes en el ‘sistema’, como las dos caras de una misma moneda. Son fuerzas complementarias del ‘sistema’. Unos explotan la fuerza de trabajo de la masa desarraigada, del proletariado apátrida, los otros explotan sus penalidades y miserias. En definitiva, no nos dejan otras posibilidades que ‘Matrix’ (el caos que vivimos), y la utopía –la ‘Nueva Sión’ (que es el mismo horror, pero sublimado).
Véanse los elogios a la burguesía capitalista en el mismo “Manifiesto comunista” de Marx y Engels; como una fuerza destructora de pueblos, de tradiciones ancestrales, homogeneizadora, ‘revolucionaria’. Todo lo que ligaba a las comunidades al pasado, a su pasado, estaba siendo aniquilado por el modo de producción capitalista. Y eso era bueno para el ‘comunismo’. La civilización eminentemente urbana que crea el capitalismo (la emigración del campo a la ciudad): el desarraigo universal –el surgimiento del proletariado apátrida; las  masas salariales desarraigadas, sin pasado. La misma burguesía empujaba a las masas trabajadoras en manos de los comunistas; las convertía en presas fáciles, débiles (espiritualmente), vulnerables. Sin duda que son fuerzas solidarias –mutuamente auxiliares. Entre ambas se reparten el botín.
La labor que los intelectuales demo-liberales y neo-marxistas realizan habitualmente en Europa y los países blancos en general, labor disuasoria, desalentadora con respecto al ser biosimbólico ancestral, se realiza ya a nivel planetario. He aquí las verdaderas ideologías etnocidas, aquellos que quieren acabar con las etnias tradicionales sea en la teoría, sea en la práctica (mediante la mezcla y disolución de pueblos y culturas). Está claro que nos quieren jorobar a todos.
Estos son los enemigos de los pueblos, los enemigos con los que tenemos que lidiar los pueblos ancestrales –los pueblos indígenas del planeta. La fuerza de sus palabras, de sus discursos; de sus trampas, de sus redes. La fuerza de la ‘araña universal’.
Los caminos errados, las trampas al ‘ser’ nuestro para desviarnos de nuestro camino, para que nos olvidemos de nosotros mismos, de nuestro ‘ser’ milenario.
*Actualmente la fusión de cristianismo, psicoanálisis, y marxismo se ha convertido en una poderosa triaca. La ‘araña universal’ tiende sus hilos, fusiona sus diferencias. Se habla de freudo-marxismo y de marxismo lacaniano, y en los últimos años se tiene al apóstol Saulo (el apóstol de los ‘gentiles’) como el creador del ‘universalismo’ (en Badiou…) y modelo a seguir (sus razones, sus argumentos).
La unión de marxismo y psicoanálisis tiene una larga historia, comienza en los años treinta del siglo pasado con E. Fromm, W. Reich… prosigue con Adorno, Marcuse… luego Derrida… Finalmente, con Badiou, Negri, Zizek y otros, la inclusión del cristianismo (su universalismo) es ya definitiva. Tres ideologías judías.  Se trata del ‘mesianismo’ judío, en cualquier caso.
*Estos neo-marxistas, estos intelectuales ‘orgánicos’, quieren cumplir en nuestras sociedades ‘capitalistas’ multiétnicas y multiculturales (en Occidente) el papel que el judeo-mesianismo cumplió en la Roma cosmopolita (multiétnica, multicultural…), o incluso en la Grecia helenística, igualmente cosmopolita (consúltese el judeo-mesianismo de Filón de Alejandría dos siglos antes de la aparición del cristianismo) –se trata del mismo papel desintegrador.
Frente al universalismo ‘politeísta’ del ‘imperio’, o del mundo helenístico, el universalismo ‘monoteísta’ del judeo-mesianismo.
Las raíces ideológicas de los modernos universalismos (la ‘ilustración’, la revolución francesa, el marxismo o comunismo, la democracia…) son básicamente judías y cristianas, aunque contienen también aspectos universalistas que provienen de corrientes filosóficas griegas y romanas (de sus períodos de decadencia) como el estoicismo y el epicureísmo.
El olvido del ser propio que se produce en las culturas griega y romana en sus períodos de decadencia. Las ideologías universales son productos típicos de los imperios multiculturales y multiétnicos. Se produce una proliferación de credos (filosóficos, religiosos o políticos) que transcienden la propia étnica o la propia cultura; que tratan de resolver el caos ‘cosmopolita’ proporcionando ‘salidas’. Es un (mal) síntoma del malestar que produce la sociedad multiétnica y multicultural (Matrix o Nueva Sión); del caos, del desorden… del desarraigo universal.
*El ‘sistema’ no se limita a criminalizar, condenar, perseguir, prohibir… el nacionalismo étnico (el nazismo) mediante legislaciones ad hoc. También se le insulta, se le ridiculiza, o se le ‘exorciza’ con términos o conceptos que proceden del discurso psicoanalítico (Freud y Lacan), o del marxista. El identitarismo, el indigenismo,  o el nacionalismo étnico es ya una ‘evidente’ patología (narcisismo, neurosis, psicosis, perversión…), o una simple manifestación del ‘capitalismo’ (lo cual es una verdadera incongruencia).
Estos modernos conjuros, hechizos, o anatemas, con los que se pretenden paralizar y enmudecer a los identitarios, tuvieron su comienzo ya en los años 30 del siglo pasado. Desde la filosofía, desde el psicoanálisis, desde la economía política, desde el derecho, desde la sociología… no se escatimaron esfuerzos para destruir conceptualmente el identitarismo o nacionalismo étnico. Léase a L. Trotsky, W. Reich, a Adorno, a Marcuse, a Lukács, a Arendt, a Derrida… o, más recientemente, a A. Badiou, a S. Zizek… Cientos, miles… Las huestes del ‘sistema’. Las más ‘ilustres’ plumas, las más efectivas, las más poderosas, las más belicosas y destructivas…
La intención de estas cultas ‘maldiciones’ es minar la confianza que en sí mismos pudieran tener aquellos que albergan ideas y sentimientos identitarios, hacerles sentir ‘mal’, introducir el malestar… Son armas psicológicas paralizantes…
Contra el identitarismo étnico y cultural. La guerra psicológica, de propaganda (en los mass media). Desde finales de la IIGM. Guerra psicológica, ideológica, moral… cultural en amplio sentido. No les basta con la condena jurídica; con la legal prohibición y persecución. La guerra contra el nacionalismo étnico de origen europeo (el nazismo), no ha terminado. El objetivo final es nuestra extinción (étnica y cultural).
Responder como se debe a este insulto, a este agravio, a este atropello. Aplastar las cabezas de este multiforme monstruo que es el ‘sistema’.  Expulsar de nuestras tierras y de nuestros cielos a esta miserable canalla. Limpiar, clarificar; despejar estas tierras sagradas nuestras, y nuestros sagrados cielos.
Como una tromba purificadora entraremos en la historia. La revuelta de los indígenas, de los nativos europeos. Aún más, la revolución de los pueblos ancestrales, que corren el peligro de desaparecer. La revolución cultural de los pueblos indígenas; las luchas culturales de liberación. Contra las ideologías universales (sean religiosas, políticas, o económicas), contra el ‘sistema; contra la ‘araña universal’. La revolución mundial de los pueblos de la tierra.
Esto es lo que (nos) queda. Ésta labor; ésta lucha, éste combate. Si queremos seguir siendo; si, como etnia y como cultura, queremos tener un futuro.
Voluntad de futuro. No demos esta guerra por perdida. Nos jugamos el ser.
*Abrí este trabajo con palabras de Heidegger, y con palabras de Heidegger lo cerraré. Se trata de dos pequeños discursos dados el 10 y el 11 de Noviembre de 1933 con ocasión de referéndum convocado por Hitler. Los términos del referéndum tenían que ver con la salida de Alemania de la ‘Sociedad de Naciones’ propuesta por Hitler y su Gobierno. Y el pueblo voto masivamente el ‘sí’ a la salida.
La ‘Sociedad de Naciones’ fue la primera organización supranacional de los tiempos modernos. Las organizaciones supranacionales (económicas, políticas, jurídicas, militares…) que hoy gobiernan el planeta son una constante amenaza para la independencia y la soberanía de los Estados. Hoy como ayer. Son instrumentos de poder en manos de las grandes potencias. Multitud de naciones ha tiempo que han perdido autonomía, independencia, libertad, soberanía…
Las organizaciones supranacionales, tanto las continentales (UE) como las internacionales (ONU, OTAN, FMI, TPI (ICP)…), tienen que desaparecer. Por el bien de los pueblos ancestrales.
Heidegger expone con claridad que sólo fuera de la ‘Sociedad de Naciones’ (tal y como estaba constituida, y por su misma finalidad –como instrumento de alienación y de dominio de las potencias hegemónicas del momento) era posible para un pueblo alcanzar la plenitud de su existencia (la propia responsabilidad sobre sí –el hacerse cargo de sí), y postula, además, otra Comunidad, pero no de ‘Estados’, sino de pueblos conscientes de sí.
Veamos ahora algunos fragmentos de estos dos inspirados discursos, esenciales, a mi manera de ver, para la causa identitaria o étnica de todos los pueblos. Se podría decir que son palabras dirigidas a todos los pueblos (étnicos, originarios, singulares):
Llamada a los alemanes. Viernes 10 de Noviembre de 1933. Publicado en el ‘Periódico de los Estudiantes de Friburgo’.
¡Alemanes, alemanas!
El pueblo alemán ha sido llamado por el Führer para votar… …le ofrece la posibilidad directa de la decisión más sublime y libre de todas: si el pueblo entero quiere o no su propia existencia.
La singularidad de este voto proviene de la simple grandeza de la decisión que se trata de tomar… Esta decisión última lleva lejos, consiste en la demanda más básica de la existencia, que es la de preservar y salvaguardar su propio ser. Por ahí se erige una barrera entre lo que puede ser exigido al pueblo y lo que no. En el nombre de esta ley fundamental del honor, el pueblo salvaguarda la dignidad (Würde) y la determinación de su ser (Wesens).
No es la ambición, la pasión de la gloria, la voluntad ciega por querer singularizarse… no es el apetito de poder lo que ha incitado al Führer a salir de la “Sociedad de las Naciones”…
Eso no significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario, nuestro pueblo, a través de este paso, se coloca bajo la autoridad de esta ley esencial  (Wesengesetz) para toda existencia humanaa la cual todo pueblo debe primero obediencia si quiere seguir siendo un pueblo
Querer una verdadera comunidad de los pueblos (Völkergemeinschaft), es algo que se distingue tanto de una vaga fraternización universal que no compromete a nada, como de una ciega dominación tiránica…
Nuestra voluntad de ser étnicamente responsables de nosotros mismos quiere que cada pueblo encuentre y salvaguarde la grandeza y la verdad de su destino. Esta voluntad es la garantía suprema de la seguridad de los pueblos…
El 12 de noviembre, el pueblo alemán entero va a escoger su futuro… …Hay una única voluntad, la que quiere la existencia plena y total del Estado…
¡Nadie puede abstenerse el día en el que se debe declarar esta voluntad!
***
Discurso pronunciado en Leipzig. Sábado 11 de noviembre 1933.
¡Profesores alemanes y camaradas!
¡Connacionales étnicos alemanes y alemanas!
…El pueblo va a elegir mañana nada menos que su porvenir.
…Esta decisión (Entscheidung) definitiva va muy lejos, hasta el punto de poner a nuestro pueblo en el límite (Grenze) mismo de su propia existencia. ¿Y en qué consiste este límite? Consiste en la exigencia primera de todo ser (Seins), la de guardar y proteger su propia esencia (sein eigenes Wesen). Por eso mismo se erige un límite ente lo que puede ser requerido de un pueblo y lo que no. En el nombre de esta ley esencial (Wesengesetz) del honor, el pueblo salvaguarda la dignidad y la determinación de su ser. La voluntad de responsabilizase, sin embargo, no es solamente la ley básica  o fundamental (Grundsgesetz) de la existencia de nuestro pueblo; es, a la vez, el acontecimiento fundamental en el cual toma toda su realidad el Estado nacionalsocialista…
…¿Qué ocurre, entonces, con tal querer (voluntad)?… ¿Conllevará eso desencadenar la ausencia de leyes? ¡No! Es profesar lúcidamente la inviolable independencia de todo pueblo. ¿Es renegar del espíritu de creación de un pueblo de tradición espiritual y hacer pedazos su herencia histórica? ¡No! Es el despertar de una juventud que ha sido purificada y reencuentra ahora las raíces de donde ella va a sacar su crecimiento…
¿De qué tipo de acontecimiento se trata entonces? El pueblo recupera la verdad de su voluntad de existir (Daseinwillens); porque “verdad” no es otra cosa que la plena manifestación (Offenbankeit) de lo que hace a un pueblo seguro, claro y fuerte en su acción y su saber…
Nosotros nos hemos liberado de la idolatría de un pensamiento sin arraigo y débil (Boden-und machtlosen  Denkens). Nosotros vemos el final de la filosofía que se puso a su servicio… …El valor original en el debate con el ser… …el valor de preguntar (der fragende Mut) es experimentar los abismos de la existencia (Abgründe des Daseins), y no ceder ante el vértigo, este valor ya es en sí una respuesta más elevada que cualquiera de las réplicas baratas que producen los sistemas de pensamiento (Gedankensysteme)  artificialmente construidos.
Y así nosotros (docentes), a quienes debe ser confiada en el futuro la protección de la voluntad de saber de nuestro pueblo, declaramos: la revolución nacionalsocialista no es simplemente la asunción del poder por un partido ya existente en el Estado, partido que habría crecido para este fin. Al contrario, esta revolución es la causa de la total transformación de nuestra existencia como Alemanes. En lo sucesivo todo asunto exige decisión, y todo acto responsabilidad. Nosotros sabemos que si la voluntad de ser responsables de sí llega a ser la ley (Gesetz) que gobierna la coexistencia de los pueblos, cada pueblo podrá y deberá necesariamente ser capaz de enseñar a todos los demás la riqueza y la fuerza de las grandes acciones y trabajos del ser humano.
La elección que el pueblo alemán tiene ahora que hacer, ya por el solo hecho de ser un acontecimiento –y por completo independiente del resultado– es lo que ya atestigua más fuertemente la nueva realidad alemana del Estado nacionalsocialista.
*
Hasta la próxima,
Manu
  1. Anónimo5 de julio de 2016, 15:38
  2. “Para lograr esta equidad hay que ser guiados por lo que Zizek llama el ‘frío pensamiento racional’.”Tiene gracia que los que mas hacen uso o mas bien abuso de la racionalidad o la ciencia ellos mismos sean los mas irracionales con su chiflada igualdad, una igualdad que nunca existio y nunca existira a no ser que sea la igualdad por lo bajo o la igualdad de la tumba que seran la unicas que nos ofrezcan.
    Tiene un texto muy interesante sobre estos locos racionales, se trata de una conferencia dado por el Profesor Revilo P. Oliver
FUENTE:

domingo, 8 de mayo de 2016

138) La cuestión identitaria y el ‘sistema’ (II)

La cuestión identitaria y el ‘sistema’ (II).
Manu Rodríguez. Desde Europa (07/05/16).
*
*Las ideologías universales que se produjeron en Grecia y Roma –el estoicismo, el epicureísmo…– respondían a entornos sociales alejados de la propia etnia y la propia cultura, eran transétnicas y transculturales. No tenían en cuenta a los connacionales, iban dirigidos a ‘todos los hombres’… Eran ideologías apropiadas para el ambiente cosmopolita de las sociedades alejandrina y romana.
Cuando en los siglos XVII y XVIII se intentó superar (o complementar) la visión cristiana acerca del hombre se recurrió de nuevo al cosmopolitismo de estoicos y epicúreos. Filósofos, historiadores y juristas (Grocio, Hobbes, Locke, Hume… Diderot, D’Alembert, Rousseau… Kant…) se afanaron en combinar ideologías universales de distinta tradición que confluyeron finalmente en los principios universales de la Revolución Francesa, donde se plantaron las nuevas bases para el derecho (internacional) y la moral (universal) que hoy ‘dominan’.
Con la Revolución francesa volvíamos, pues, a tener un ‘hombre universal’ que se aplicaría a todos los individuos de todas las latitudes, de todas las naciones. Es ese hombre ‘construido’ de nuestras sociedades demo-liberales el que hoy se le impone a todo el mundo; un ‘hombre’ (una ‘naturaleza humana’) que trasciende y que avasalla a las diferentes identidades étnicas y culturales.
No hubo ninguna invención del ‘hombre’ en los comienzos de la modernidad (como pretende Foucault). Se trataba de ‘enriquecer’ las consignas del universalismo cristiano… y se recuperaron las antropologías de los clásicos –de los estoicos, sobre todo: Zenón, Epicteto, Cicerón, Séneca, Marco Aurelio…
No fue un retornó al paganismo, como algunos se atreven a sostener, sino a las filosofías (a las ‘éticas’) del cosmopolitismo alejandrino y romano, propias de las decadentes sociedades multiétnicas y multiculturales. Y esto tal vez explique el éxito de estas ideologías universales en nuestro mundo global contemporáneo.
Tampoco fue una lucha entre la ‘fe’ y la ‘razón’, como se acostumbra a decir. La nueva clase emergente –la burguesía, el ‘capital’– necesitaba legitimarse jurídicamente, filosóficamente; necesitaba un nuevo Estado, privar del poder a los antiguos estamentos (nobleza y jerarquía eclesiástica). La violencia y crueldad de la Revolución francesa (una ‘farsa sangrienta’, en palabras de Nietzsche) puso fin a aquella querella y les dio definitivamente el poder.
Podríamos decir, pues, que los fundamentos ideológicos de nuestras modernas sociedades (democráticas y liberales) y su carácter ‘universal’ se encuentra en el judaísmo y en el cristianismo, sí, pero también en las tradiciones filosóficas de estoicos y epicúreos.
Una vez acabado con los poderes antiguos (el Antiguo Régimen) a la ambición de poder absoluto de la nueva clase emergente les quedaba otro obstáculo. El éxito completo de la nueva ‘mentalidad’ requería la homogeneización de las poblaciones, la eliminación de las diferencias. Ahora eran los pueblos, las diferentes tradiciones e identidades étnicas y culturales las que les estorbaban. Y había que acabar con ellas. Aquí comenzó la guerra de los ‘ilustrados’ y ‘progresistas’ contra los pueblos de Europa (y del mundo), cuyo último episodio clave fue la IIGM y la derrota del nacionalismo étnico alemán.
No hay, pues, ninguna diferencia entre el Antiguo Régimen y el nuevo. En el antiguo Régimen se le hacía la guerra a los pueblos ‘paganos’  en nombre del cristianismo, en el Nuevo Régimen se le hacía (y se le hace) la guerra a los pueblos y naciones o Estados en el nombre de la civilización, del progreso, de la democracia, o de los derechos humanos.
De nada sirvieron, en su momento, las observaciones de críticos de la Ilustración como Burke, Hamann, Herder, o las posteriores de Fichte, y otros, acerca de las diferencias inconmensurables, de las identidades y particularidades étnicas y lingüístico-culturales, acerca de la ausencia de aquel hombre universal.
Fueron, tal vez, los pre-románticos y los románticos alemanes los primeros escritores nacionalistas y anti-globalistas (anti-universalistas) en Europa. Herder, Novalis, Hörderlin, los hermanos Schlegel, Schelling, Fichte, G. de Humboldt, los hermanos Grimm… se opusieron radicalmente al proyecto transnacional de los ilustrados  y de la posterior Revolución Francesa y pusieron el énfasis en las diferentes peculiaridades e identidades lingüísticas y culturales de los pueblos. Podemos considerarlos como los padres de los nacionalismos post-ilustrados. Es, de todos modos, el origen del nacionalismo alemán, aunque también tuvo eco en pensadores italianos (Alemania e Italia no llegaron a convertirse en Estados-nación hasta la segunda mitad del siglo XIX (Alemania en 1871 e Italia en 1861), hasta entonces estuvieron divididos en pequeños reinos y condados sólo unidos por la lengua y la cultura). Fue también en este período romántico cuando se realizan los primeros estudios sobre las lenguas indoeuropeas o aryas, se comienza el estudio de las tradiciones populares (el folklore), surgen términos como ‘volksgeist’ (genio o espíritu del pueblo o etnia), ‘volkstum’ (etnicidad)…
Dicho sea de paso, estos nacionalistas románticos, en ocasiones injustamente olvidados y que están en los orígenes de la conciencia étnica y cultural de nuestros pueblos, deberían ser recuperados por todos los identitarios europeos contemporáneos. Un nacionalismo romántico y culto, que tenga en cuenta a los modernos Padres, de esto se trata. Su impulso alcanza a nuestros días en los estudios sobre las lenguas y culturas indoeuropeas (Dumézil y otros), en la filosofía (Heidegger), en el derecho (Schmitt)… Son alrededor de doscientos años de historia, de pensamiento, de reflexión acerca de nuestros orígenes, acerca de nuestros ser.
Las críticas que aquellos proto-nacionalistas le hacían al nuevo orden, al nuevo régimen, eran las mismas que tenían que haberle sido aplicadas al viejo orden (al Antiguo Régimen, el orden cristiano). El nuevo despotismo (y globalismo) ‘ilustrado’ no era muy diferente del antiguo despotismo cristiano –igualmente alienante de la diferencia, de la etnicidad, de la peculiaridad.
Hay una deriva espiritual que padecemos –los pueblos europeos– desde antes incluso de la cristianización y la pérdida de nuestras tradiciones autóctonas, desde el período alejandrino y la romanización. Los imperios multiculturales griego y romano fueron el caldo de cultivo de las ideologías universales (transétnicas y transculturales) de estoicos y epicúreos y la antesala de la posterior cristianización de nuestros pueblos. Estas ideologías se han convertido hoy, junto con el demo-liberalismo y el marxismo, en los fundamentos (jurídicos, políticos, filosóficos, morales…) del Nuevo Orden.
Se produce un curioso paralelismo entre la difusión del cristianismo y la difusión de los ideales de la Revolución francesa. Así como cuando la cristianización a los resistentes, a los rebeldes, se les denominaba con palabras insultantes, con términos peyorativos –paganos, salvajes…–, así también el Nuevo Orden denominaba (y denomina) a los resistentes con términos como ‘reaccionarios’, ‘conservadores’, ‘tradicionalistas’, ‘irracionalistas’, ‘chauvinistas’, ‘antiguos’, ‘carcas’, ‘fachas’, ‘intolerantes’, ‘xenófobos’…
Los instrumentos de alienación de masas son hoy más sofisticados y poderosos que nunca, sobre todo desde finales de la IIGM. Hoy el ‘sistema’ dispone de los medios de comunicación de masas, del cine, de la literatura, de la prensa especializada (histórica, económica, sociológica, filosófica…), de la educación en nuestras escuelas y universidades… La propaganda de guerra contra el nacionalismo étnico que padecemos por todos lados desde hace decenios –la guerra psicológica (Psychological warfare), o las operaciones psicológicas (Psychological Operations –PsyOps), como hoy se la denomina.
La resistencia nacionalista e identitaria actual está, en definitiva, mal vista, negativamente conceptuada, demonizada –se nos ha convertido en el ‘mal’.
Es obvio que los partidarios de la Ilustración (del despotismo Ilustrado), los demócratas e izquierdistas de ayer y de hoy, a sí mismos se consideran ‘progresistas’, ‘modernos’, ‘vanguardistas’, ‘tolerantes’, amantes de la ‘libertad’… Pero lo cierto es que estos movimientos son verdaderos etnocidas, resultan ser los únicos responsables de la desaparición de innumerables pueblos y culturas en el nombre de sus ideales universales. Esta observación podemos hacerla extensible a todas las ideologías universales (religiosas o políticas): cristianismo, islamismo, budismo, hinduismo, democracia universal, internacionalismo proletario…
La derrota del nacionalismo étnico alemán (de Hitler) supuso la derrota de los nacionalismos europeos. La IIGM fue una guerra civil entre pueblos étnica y culturalmente emparentados. Fue una guerra de ese Nuevo Orden, que se inaugura con la Revolución francesa, contra los pueblos europeos que se resistieron.
Los enemigos con los que tenemos que enfrentarnos hoy los identitarios no son pocos, ni poca cosa: la tradición judeo-mesiánica (el universalismo cristianismo), el nuevo orden global demo-liberal que se abre tras la Revolución francesa, el marxismo internacionalista, la masiva emigración asiática y africana, mayoritariamente  musulmana (el Islam, otra ideología universalista), que inunda nuestras tierras…
Los etno-nacionalistas no somos reaccionarios sino resistentes; somos fuerzas resistentes. Combatimos la globalización anti-nacionalista, los universalismos transnacionales, anti-nacionales, o post-nacionales –sean de origen religioso o de origen político– cuya única finalidad es, justamente, acabar con las diferencias étnicas y culturales. No somos, por consiguiente, xenófobos; nosotros aceptamos, reconocemos, afirmamos, glorificamos la existencia de razas (etnias, pueblos). Los únicos etnocidas son aquellos que niegan en la teoría y en la práctica a las diferentes etnias que pueblan el planeta, aquellos que niegan las diferencias étnicas y culturales y quieren imponer normas y credos universales, los que quieren destruir las fronteras nacionales e identitarias que han hecho posible el frondoso árbol de los pueblos y culturas del mundo, los que quieren destruir tal riqueza biocultural y convertirla en algo del pasado.
En mi opinión, lo que persigue la globalización actual (su carácter demo-liberal) es convertir a los habitantes del planeta en una masa desarraigada, mezclada, mestiza… una masa de siervos sin pasado, sin historia, sin una identidad precisa (ni étnica ni cultural), sin nada en común, sin nada que les una (salvo su nueva condición de proletariado apátrida). Persigue, pues, un nuevo ‘lumpen’, una nueva raza de esclavos.
El ‘sistema’ (el nuevo orden) actual cuenta con la simpatía y la colaboración de todas las ideologías universalistas religiosas y políticas de ayer y de hoy, todas ellas transnacionales, transétnicas, y transculturales. Todas persiguen la misma finalidad. Los diferentes pueblos y culturas, las diferentes sensibilidades, voluntades, y mentalidades, les suponen un obstáculo para sus ambiciones de dominio. Por esto los combaten.
La educación que desde hace decenios se le imparte a nuestros infantes es, por ello mismo, la proclive al desarraigo, y tiende a extirpar o a demonizar la memoria ancestral (étnica y cultural) –todo conato de nacionalismo e identitarismo. Se nos predica en nuestras escuelas, en nuestros medios de manipulación de masas, en nuestras universidades, en nuestras calles… las bondades de las sociedades multiétnicas y multiculturales.
Los milenarios pueblos y sus reivindicaciones étnicas y culturales no son, como dicen, un obstáculo al ‘progreso’ (cualquier cosa que esto pudiera significar), son, sencillamente, un problema para el ‘sistema’, para los nuevos amos.
Así pues, hay que decir que el opresor es el ‘sistema’ (la hegemonía económica, política… cultural en amplio sentido, de determinados grupos), y los oprimidos son los diferentes pueblos (etnias) de la tierra –los pueblos indígenas, que están siendo aniquilados  uno a uno.
*En estos días se cumple el aniversario de la derrota militar del primer y único Estado étnico en Europa, la derrota de la Alemania nazi. No pudo ser. Hoy el nacionalismo étnico europeo está criminalizado incluso. Es el poder del ‘sistema’. La criminalización del nacionalismo étnico está teniendo funestas consecuencias; está acabando fría y lentamente con la ancestral homogeneidad étnica y cultural de nuestros pueblos y naciones. En pocas generaciones ya no seremos. Será el fin de la Europa milenaria.
Las naciones europeas pertenecientes a la execrable Unión Europea (UE) están obligadas a acoger a miles y miles de refugiados y emigrantes. De nada valen las reticencias de los Estados. La última medida coercitiva que se va a tomar al respecto es penalizar a los Estados con doscientas cincuenta mil euros por cada uno de los refugiados que se nieguen a acoger. Estas humillantes medidas deberían bastar para hacer saltar por los aires esta Unión Antieuropea. Esta Europa multiétnica y multicultural que nos están construyendo, a nuestro pesar y contra nuestra voluntad, debe ser combatida, destruida, dejada atrás. Sus supuestos teóricos (jurídicos, políticos, económicos…) van contra los europeos originarios, contra los pueblos indígenas europeos; busca nuestra destrucción.
Deshacer esta monstruosa Babel, esta monstruosa Europa, este híbrido espantoso; acabar con esta pesadilla. Éste ha de ser el primer combate, la primera labor ‘revolucionaria’ de los europeos identitarios (de los indígenas europeos) –la revuelta de los ‘nativos’ europeos. Luchar contra los fundamentos ‘teóricos’ (políticos, económicos, jurídicos, éticos…), contra los partidos políticos, contra las sectas religiosas (cristianos o judías), contra los intelectuales del ‘sistema’ (judíos, cristianos, demócratas, socialistas, comunistas…) Contra la anti-Europa y sus partidarios. Comenzar de nuevo, y cuanto antes, la construcción de una Europa europea. Con ardor, con pasión, con furia… ¿Seremos capaces?
*
Saludos, y hasta la próxima
Manu

domingo, 10 de abril de 2016

137) La cuestión identitaria y el ‘sistema’ (I)

La cuestión identitaria y el ‘sistema’.
Manu Rodríguez. Desde Europa (10/04/16).
*
*La finalidad primordial de los partidos ‘revolucionarios’ (internacionalistas, de ‘izquierda’) y del ‘sistema’ es acabar con las naciones étnicamente homogéneas. Han conseguido que pueblos étnica y culturalmente emparentados estén divididos y enfrentados; asolados por violentas reivindicaciones, por querellas fratricidas. Obsérvese la historia de los pueblos europeos en los últimos doscientos años.
En último término, se trata de desviar a los pueblos de su camino, de destruir a los pueblos ancestrales, a las naciones étnicas. Los métodos son de los más variados, pero todos incluyen ‘programas’ universales (post-nacionales, como ahora se les denomina). Ideologías-programas que sólo pueden prosperar en el estéril asfalto de las ciudades –como decía Goebbels; ideologías propias para las masas urbanas previamente desarraigadas.
Una de las estrategias de estas ideologías consiste en dividir a las poblaciones en clases. Se introducen conceptos como ‘conciencia de clase’ y ‘enemigo de clase’. En esta conceptualización, las clases sociales adquieren categoría de ‘identidad’, dotan de identidad a sus miembros. Aquí se suele confundir el ‘status’ o la clase con la identidad. Pero el status o la clase no confieren identidad. El status económico o la clase social son eminentemente contingentes, circunstanciales. Uno puede dejar de ser trabajador y convertirse en empresario, por ejemplo. No se está sujeto a la clase social de por vida.
Este enfatizar la clase hace perder de vista la identidad étnica y cultural. Y tiene además funestas consecuencias. Las poblaciones étnica y culturalmente homogéneas suelen estar divididas y enfrentadas por cuestiones de status o clase. En la revolución judeo-bolchevique, de carácter proletario u obrero, se eliminaba a los que se consideraba como ‘enemigos de clase’ (propietarios (grandes y pequeños), intelectuales, profesionales liberales…) –fueron millones los caídos en los años del ‘terror rojo’ (antes de la llegada de Stalin al poder) de la mal llamada Revolución proletaria u obrera rusa.
La ‘conciencia de clase’ es la falsa conciencia. Una trampa urdida por los enemigos de los pueblos (de nuestro ser) para desviarnos de nuestro camino. Para ponernos, también, al servicio de sus intereses, para que colaboremos en nuestra propia destrucción. Otras trampas nos hablan de la ‘humanidad’, del ‘hombre’, de los derechos universales, igualmente transétnicos y transculturales.
Las señas de identidad de los individuos no se la proporciona su clase social. Tampoco las ideologías políticas (o religiosas) confieren identidad, lo que confiere identidad es la raza, y la cultura ancestral de los pueblos –uno puede dejar de ser socialista, o comunista, o sindicalista, o demócrata… o cristiano o musulmán… pero no puede dejar de ser europeo blanco, o chino, o japonés…
La conciencia social (de clase), la conciencia política (demócrata, socialista…), la conciencia religiosa (cristiana, musulmana…)… Caminos de muerte para todo identitarismo. Estas ‘conciencias’ nos hacen perder de vista nuestra etnia (Volk) y nuestra cultura (Kultur) –el ser biosimbólico nuestro.
Sangre (genio, raza), suelo (el territorio fundado por los Padres), cultura (historia común, memoria colectiva ancestral). Éstas son las coordenadas que nos sitúan, que nos dotan de identidad. No la clase social a la que eventualmente pertenecemos, o la ideología transnacional, transcultural o transétnica (religiosa o política) que –en mala hora– pudiéramos seguir.
Conciencia étnica y cultural, pues. La indeleble, la que no se puede borrar, ni ocultar, ni extirpar. La etnia y la cultura son las determinaciones fundamentales de nuestro ser. Volver a ser conscientes de lo que somos –miembros de un pueblo milenario. Recuperar la conciencia; despertar; volver en sí, volver a ser. El ser ‘arya’. Nuestro ser eterno.
*La fragmentación étnica y cultural en nuestras naciones en esta época global, post-nacional, está siendo explotada por la izquierda. La izquierda aboga por los derechos de los grupos étnicos, o religiosos (los musulmanes, por ejemplo), de los emigrantes… Así es. Estos predicadores de la proletarización de las masas no dudan en dar su apoyo a los emigrantes y de defender los derechos de los diferentes y numerosos grupos étnicos extranjeros que inundan nuestros países. Son los nuevos ‘oprimidos’, dicen, que junto con los ‘grupos subalternos’ autóctonos, forman el nuevo proletariado apátrida, desarraigado, en este mundo global. Y son una buena fuente de votos.
Las reivindicaciones de los nativos o indígenas europeos, por contra, no son tenidas en cuenta, aún más, están mal vistas, censuradas, prohibidas. Aludir a los derechos de la población autóctona milenaria, a los derechos adquiridos sobre esta tierra nuestra, la tierra que nuestros pueblos habitan desde hace milenios (el ‘nomos’ de la tierra), es cosa de ‘nazis’. Y ya sabemos que el nazismo, esto es, el nacionalismo étnico, es el ‘mal’ absoluto (así lo quiere el ‘sistema’). Los indígenas europeos, los pueblos blancos, tenemos que ceder ante el ‘otro’, tenemos que negarnos a nosotros mismos. Henos aquí, pues, convertidos en mudos e impotentes testigos de nuestra aniquilación.
Por lo demás, recordemos a los viejos y a los nuevos izquierdistas y demagogos que el pueblo al que ellos invocan no es únicamente la masa salarial o trabajadora (o los de ‘abajo’, o los ‘grupos subalternos’), sino el conjunto de la población –población hasta ayer mismo, en nuestras naciones europeas, étnica y culturalmente homogénea.
*Entiéndase esto. Con los identitarios, con los nacionalistas étnicos, no se trata tanto de  una falta, o de una carencia constitutiva del ‘sujeto’ (por seguir la palabrería sobre el ‘sujeto universal’ de psicoanalistas o post-estructuralistas –Lacan, Derrida,  Laclau, o Zizek–), como de una privación, de una desposesión, de una alienación. Aún más, en los momentos actuales se nos prohíbe la palabra propia; se nos prohíbe ser lo que somos; se nos prohíbe la pureza y la plenitud. Podemos hablar de frustración, de represión… La falta o la carencia constitutiva no son innatas  a un sujeto abstracto universal (una suerte de nuevo ‘pecado original’ que afecta a todos los seres humanos), se trata en todo momento y lugar de experiencias concretas sufridas por sujetos históricos concretos (pueblos, en  este caso) a lo largo de su historia.
Recordemos que la desposesión de los aryas europeos tiene un primer momento  con la cristianización de nuestros pueblos, y un segundo momento con la dinámica de la globalización demo-liberal contemporánea (desde la Revolución francesa).
La ‘guerra’ contra los movimientos étnicos o identitarios en Europa  alcanzó su más trágica expresión durante la IIGM con la derrota de la Alemania nazi y los posteriores juicios de Núremberg. La propaganda contra el nacionalismo, que nos viene tanto del ‘capitalismo global’ como del ‘internacionalismo proletario’ (de los aliados contra el eje nacionalista e identitario), opera hoy con la misma violencia represiva que entonces. Nada ha cambiado.
La globalización actual ha logrado destruir la noción tradicional de ‘pueblo’ (‘volk’) que nos legaron etnólogos y antropólogos. Ahora no tenemos ‘comunidades étnicas’,  sino masas, multitudes desarraigadas (que es lo que se pretendía). Las ‘identidades’ que se les deja a estas masas son las sociales, o las políticas. Ideologías no étnicas, no culturales, no nacionales; ideologías, pues, globales, internacionales. Así pues, los movimientos de oposición al ‘sistema’, tienen, igualmente, carácter global. Es ‘hegemonía’ global, contra ‘hegemonía’ global; poder contra poder. Como se ve, se prosigue el modelo polarizado capitalista/anti-capitalista de finales del XIX y del siglo pasado. El discurso étnico vuelve a tener los mismos ‘enemigos’ que cuando el nacimiento del nacional-socialismo. Es el mismo panorama.
¿Por qué el capitalismo global y el internacionalismo proletario (los supuestos enemigos irreconciliables) se unieron para combatir el nacionalsocialismo? Se le hacia la guerra a un movimiento étnico (político, social, económico, cultural…) que ponía en entredicho las ‘verdades’ y las ‘razones’ tanto de uno como de otro. Aquel movimiento anti-globalización  era el enemigo común, era un obstáculo para la ambición de dominio de ambos; tenía que ser destruido.
Los ‘pueblos’ tradicionales y homogéneos son un obstáculo para todas las ideologías universalistas o internacionalistas (transétnicas, transculturales), sean de carácter religioso, económico, o político: el judeo-mesianismo, el islamismo, el budismo, el hinduismo, la democracia universal, el internacionalismo proletario (el judeo-bolchevismo, otro mesianismo judío)…
La izquierda actual tendrá que explicar por qué aboga por los derechos de los pueblos indígenas en Latinoamérica (Bolivia, Ecuador, Perú, México…) y los niega o los combate en Europa (a los indígenas europeos). A mí no me cabe duda que de lo que se trata es de apoderarse de estos movimientos indigenistas (étnicos) para transformarlos en meros movimientos sociales –de clase. En resumidas cuentas, pretenden proletarizarlos haciéndoles perder de vista su identidad ancestral, alejándolos más y más de su ‘ser’ –que no luchen como ‘pueblo’ (aimaras o quechuas), sino como clase social oprimida. Alienarlos una vez más, simplemente.
La historia de las sucesivas colonizaciones de los pueblos indígenas americanos es digna de reflexión. Comienza con el imperialismo español (cristiano), que los desposeyó de  tierras y culturas, luego fue el imperialismo de los ideales de la Rev. francesa, que condujo a la independencia de las colonias y puso el poder en manos de las oligarquías criollas, posteriormente vinieron los USA y su liberalismo democrático, después la globalización (el capital transnacional), y finalmente los ‘revolucionarios’ de izquierda (marxistas-leninistas) de aquí y de allá (apátridas), que vienen, dicen, a ‘tutelar’ sus reivindicaciones (a desvirtuarlas, más bien). Amos por doquier que compiten por lo mismo, por el poder, por apoderarse de esas poblaciones. Son pueblos explotados por unos  y por otros. No se les deja en paz; no se les deja ser lo que son. Pueblos desposeídos desde hace siglos, como los pueblos aryas europeos.
*Hace ya bastante tiempo que la izquierda le sigue el juego al ‘sistema’ (global, transnacional…). El ‘sistema’ que hoy domina es el ‘bloque histórico hegemónico’, por usar la terminología gramsciana –tan del gusto de esta nueva izquierda (‘Podemos’ y cía.). Esta izquierda, junto a los anti-sistema y otros, es solidaria de los intereses de la clase dominante planetaria (demo-liberal) en su afán por destruir las nacionalidades étnicas ancestrales, que le suponen un obstáculo para su mundo ideal (para su ‘Nueva Sión’); para su mundo sin fronteras, sin restricciones, con libre flujo de mano de obra barata y de capital (ésta es la causa de la masiva emigración que padecemos). Este ‘sistema’ requiere un mundo homogeneizado, único. Para ello dispone de los medios de comunicación (de manipulación, más bien) de masas, desde donde difunde esta ‘nueva civilización’ global multiétnica y multicultural. La izquierda, los anti-sistema, los anti-fascistas y otros son, simplemente, fuerzas del ‘sistema’.
La consignas que la izquierda gusta defender son las de esta nueva civilización democrática multiétnica y multicultural que el ‘bloque hegemónico’ viene difundiendo desde sus medios de manipulación de masas a través de la televisión, el cine, la prensa, la literatura, la enseñanza, la universidad, la filosofía, el derecho, la política… El ‘bloque hegemónico’ actual viene alienándonos culturalmente desde hace decenios, trabajando afanosamente para imponer su ‘mundo’, el mundo que a ellos les viene bien. Y los discursos que a esta nueva izquierda le gusta representar no contradicen en nada los intereses del ‘sistema’. Esta izquierda, no sólo no le supone un obstáculo o un problema, sino que contribuye a su dominación (a su ‘hegemonía’).
Los ‘nazis’ advirtieron, y desde muy pronto, el poder que el ‘sistema’ ejercía sobre la población a través de su prensa, de sus editoriales, de su cine, de su teatro, de su literatura, de su filosofía… La minoría judía en Alemania estaba imponiendo su discurso y transformando la vida cotidiana del pueblo alemán. Una vez en el poder los nacionalistas se tomaron medidas radicales que vinieron a frustrar las ambiciones de dominio de aquella minoría. El nacionalismo étnico se convirtió en el ‘bloque hegemónico’ que distribuía la cultura controlando la pedagogía, la prensa, las editoriales… No hicieron otra cosa que lo que recomendaba Gramsci, que lo que el mismo Gramsci hubiera hecho si hubiera tenido la oportunidad.
Hay que decir que para Gramsci educar a las masas era proletarizar a las masas. La cultura era  la cultura política  que necesitaba la clase obrera para no ser engañados o alienados por los poderes dominantes (la ‘hegemonía’). Gramsci no concebía la cultura  como formación (la ‘paideia’, la ‘Bildung’), así como tampoco pensaba en el pueblo en su conjunto, sino tan sólo en la clase obrera. Pero esta cultura política, eminentemente marxista, comunista, y judía (judeo-bolchevique), hubiera terminado alienando al pueblo italiano como hasta entonces lo había estado haciendo la cultura religiosa judeo-mesiánica (el cristianismo); el pueblo italiano seguiría estando dominado por una ideología de origen judío, y seguirían siendo apóstoles judíos (Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo…) los maestros de coro (los ‘Padres’) de la nueva ‘era’. Gramsci, pues,  cumplía así la función de ‘tonto útil’, de ‘gentil’ difusor del novísimo evangelio judío en el pueblo italiano, como lo fueron Agustín, Lactancio, o Tertuliano con el judeo-mesianismo; cuando la cristianización de nuestros pueblos.
Para la nueva izquierda populista, post-marxista, siguiendo a teóricos como Gramsci, Rancière, Laclau, Mouffe, Negri, Zizek y otros, el pueblo no tiene nada que ver con la comunidad étnica y cultural, como sería de esperar, sino con una masa informe, con una ‘multitud’… con, en palabras de Laclau, “una plebe (plebs) que reclama ser el único pueblo (populus) legítimo”. Esta usurpación, esta impostura, pudiera parecernos una novedad, pero no lo es. Son los ‘sans culottes’, de nuevo, y el ‘tercer estado’; el proletariado apátrida de Marx, y su  dictadura… Los nuevos significantes, que se quieren vacíos (de nuevo Laclau), no acaban de ocultarnos su ‘historia’, su origen… y su finalidad.
La nueva izquierda, los nuevos jacobinos, los nuevos bolcheviques, dicen ser hoy la voz de los de ‘abajo’, de los ‘sin poder’, pero, como siempre,  se limitan a recoger las migajas, a explotar los desechos  del ‘sistema’. Es lo que reciben como premio a sus servicios. Por lo demás, necesitan de esos desechos como los cristianos necesitan ‘pobres’. Para ambos, la existencia de estos desechos, de estos pobres, es la garantía de su ‘necesidad’ (somos necesarios, dicen; si no fuera por ‘nosotros’…).
La izquierda sigue escrupulosamente las consignas del ‘sistema’. Aún más, siempre le parece que nuestras sociedades no son lo suficientemente democráticas, o que no son lo suficientemente diversas o ‘globales’ (multiétnicas, multiculturales). Podemos decir que son los radicales, los fundamentalistas del ‘sistema’; defienden como perros los idearios del ‘sistema’ –que se remontan, como se sabe, a los pensadores ‘ilustrados’ y a la Revolución francesa (recuérdese, de paso, a los inquisidores, a los ‘dominicos’, a los perros del ‘señor’). Adviértase su furor, su violencia contra los nacionalistas (los ‘nazis’, los ‘fachas’), a los que suelen denominar enemigos del ‘pueblo’, o de ‘clase’; contra los únicos, en verdad, que se enfrentan al ‘sistema’. El ‘terror’ (usado tanto en la Rev. francesa, como en la Rev. ‘rusa’) es su arma preferida.
El ‘sistema’ cuenta además con una red de organizaciones internacionales (ONU, OTAN, TJI, FMI…) y un conjunto de normas, cartas, y declaraciones de aplicabilidad universal que son verdaderos instrumentos de dominación global y que le permite intervenir, militar o económicamente (boicot), en cualquier Estado ‘soberano’ que no sea de su agrado. A estos ‘legales’ dispositivos represivos internacionales (políticos, económicos, militares, jurídicos…) se les suman ciertas organizaciones no gubernamentales (‘independientes’) que operan en cualquier lugar del planeta denunciando la menor desviación de las normas (democracia, derechos humanos…). Son una suerte de para-policía del ‘sistema’. A estas fuerzas para-policiales les podemos añadir los grupos izquierdistas y los anti-fascistas ya citados, que actúan a la manera de fuerzas para-militares del ‘sistema’ intimidando, incluso agrediendo, usando la violencia contra los grupos nacionalistas o identitarios a la menor oportunidad (hay, parece, absoluta libertad e impunidad para ello).
*Terminaré estas observaciones con citas de un artículo que Max Weber publicó en julio del 2013 en IHR (Institute for Historial Review): “Vice President Biden acknowledges ‘immense’ jewish role in american mass media and cultural life”. El artículo se puede encontrar en ‘google’ (aunque si algún lector me lo solicita puedo enviarle un ‘pdf’). Tras la introducción de Max Weber (abreviada), siguen algunas citas de Joe Biden:
In a remarkable but under-reported address, Vice President Joe Biden recently acknowledged that the “immense” and “outsized” Jewish role in the US mass media and cultural life has been the single most important factor in shaping American attitudes over the past century, and in driving major cultural- political changes.
In the United States, as in every modern society, those who control the mainstream media, and especially motion pictures and television, guide and shape how people, and especially the most socially attuned and culturally fashionable, think about major issues. The mass media, including popular entertainment, sets the limits on “permissible” discussion of important issues, and thereby steers the general direction of public policy. Views and ideas that those who control the media do not approve are vilified as “offensive,” “hateful,” and “divisive,” and are eliminated from “acceptable” public consideration, while anyone who dares to express such views is maligned as bigoted, backward and intolerant.
With special attentiveness to Jewish concerns and fears, the American media highlights real and supposed dangers to Israel and Jews around the world. Moreover, Israel’s adversaries are routinely portrayed as America’s enemies, thereby encouraging US wars against countries that Israel regards as dangerous.
Another important consequence of the Jewish hold on the mass media and cultural life has been – as Vice President Biden suggested – a broad decades-long promotion of cultural-racial “diversity” and “pluralism.” Jewish-Zionist leaders regard maximum “tolerance” and “diversity” in the US and other non-Jewish societies as beneficial to Jewish community interests.
American motion pictures and television, in collaboration with influential Jewish-Zionist organizations, have for many years sought to persuade Americans – especially younger Americans – to welcome and embrace ever more social, cultural and racial “diversity,” and to regard themselves simply as individuals. While striving to belittle and break down ethnic and cultural identity and cohesion among non-Jewish Americans, the US media promotes a tribalistic nationalism (Zionism) for Jews, and defends Israel as a proudly Jewish ethnic-religious state.
Without an understanding of the Jewish role in the American mass media and US cultural life, major social-political trends over the past century are all but incomprehensible. Vice President Biden’s frank acknowledgement of this “immense” clout is a welcome contribution to a greater awareness of this important reality of American life.
Lo que sigue son citas del propio Joe Biden.
“Jewish heritage has shaped who we are – all of us – as much or more than any other factor in the last 223 years. And that’s a fact.”
“Think – behind of all that, I bet you 85 percent of those [social-political] changes, whether it’s in Hollywood or social media, are a consequence of Jewish leaders in the industry. The influence is immense…”
“We talk about it in terms of the incredible accomplishments and contributions… because the values, the values are so deep and so engrained in American culture, in our Constitution.”
“You can’t talk about the recognition of rights in the Constitution without looking at these incredible jurists (Jews) that we’ve had.”
“The Jewish people have contributed greatly to America. No group has had such an outsized influence per capita… You can’t talk about the civil rights movement in this country without talking about Jewish… You can’t talk about the women’s movement… or immigration”…
“It was the social media… That’s what changed peoples’ attitudes. That’s why I was so certain that the vast majority of people would embrace, and rapidly embrace same-sex marriage”…
Indudablemente los nacionalistas alemanes sabían  muy bien lo que hacían cuando pusieron fuera de la circulación a los medios de comunicación de masa y de ocio judíos y tomaron el control de la información y de la cultura. Era la única manera de recuperar la salud nacional, la salud espiritual del pueblo; de que la comunidad étnica (la ‘Volksgemeinschaft’) recuperara su identidad, su  ‘ser’.
En la actualidad, es en EEUU, Inglaterra,  Francia… donde los judíos poseen los más importantes medios de manipulación de masas (prensa, cine, y televisión, principalmente) y desde donde exportan series, películas, documentales… que inundan el planeta entero (sobre todo los países occidentales). La ‘ideología’ (la ‘superestructura’, si se quiere) que circula por nuestros países, que alcanza a todos los estratos sociales,  y que afecta a todas nuestras instituciones (enseñanza, derecho, política, economía…) procede fundamentalmente del ‘bloque hegemónico’ judío o afines. Y esto es un hecho.
(Sobre este asunto pueden consultarse los trabajos de James Petras: ‘El poder en el poder globalizado’ y ‘El sionismo es el estalinismo del siglo XXI’, entre otros.)
*A propósito de los últimos atentados musulmanes en Bruselas (y en Pakistán, y en…). Los políticamente correctos y la izquierda bien-pensante vuelven a ponernos sobre aviso, desde nuestros medios de manipulación de masas, acerca de los peligros de los nacionalistas ‘xenófobos’. Una vez más. ¿Por qué estos constantes ataques a los movimientos nacionalistas e identitarios? El peligro no está en los nacionalistas europeos, por supuesto, el peligro está en los europeos que censuran sus demandas, demonizando su figura, y en los millones de musulmanes extranjeros residentes en Europa –que cuentan ya con una vanguardia armada intimidatoria (muyahidines, soldados de la yihad) que se dedica a poner bombas en nuestro territorio. Estamos asistiendo a los principios de su ofensiva armada. Tenemos al enemigo en casa –esto debería estar claro. El ‘espíritu étnico’ (‘volksgeist’), identitario, de los nacionalistas europeos, épico y heroico, es lo único que puede sacar a Europa de la peligrosa situación en la que se encuentra; es la única salida.
*Pueblo, nación, patria, Estado… Todo es uno y lo mismo cuando rigen los pueblos étnica y culturalmente emparentados desde hace milenos. Los pueblos aryas europeos. La nación arya. Ésta es nuestra meta.
El pensamiento provinciano. Para aquellos que ‘permanecemos en provincias’ (en palabras de Heidegger).
*Debemos tener lugares en los que no pueda entrar ningún no-arya. Lugares consagrados –centros religioso-culturales aryas; recintos acotados de religación propios y exclusivos.
Nos falta también un calendario arya con fechas, hechos, y personajes memorables y significativos que puedan ser reconocidos y compartidos por todos nuestros pueblos.
*
Hasta la próxima,
Manu,
1 comentario:
  1. Dagdiano13 de abril de 2016, 10:44
  2. Formidable, como siempre.
    Son cosas que jamás saldrán de la boca de ningún político cainita de los de ahora.
    No hablan ni hablarán de identidad ni de ser, puesto que ellos mismos están ahí puestos para evitar hablar de estos temas, por eso llegan o suben a la palestra los que más y mejor se amoldan al discurso que quiere el stablishment.
    Los que se salen de ese discorso no son conocidos o directamente defestrados o perseguidos por esa patulea de policía del sistema, las mismas ONGs, como muy bien indicas.
    Es un placer leerte, una vez más.
    Saludos.
FUENTE:
Publicado por arnold en 13:22  
Etiquetas: Manu Rodriguez

martes, 20 de enero de 2015

122) IdentitAry@s V …por Manu Rodríguez

MARTES, 20 DE ENERO DE 2015
122) IdentitAry@s V
Manu Rodríguez. Desde Europa (20/01/15).
*No hay que sorprenderse por los elogios de los parlamentarios de ‘Podemos’ a los aspectos sociales del discurso del Papa en Bruselas de hace un par de meses. Forma parte de la estrategia. Se limitan a mendigar votos en los diversos sectores sociales. Pero la gente de ‘Podemos’ tendrá que hacer algo más que esos guiños al Papado para hacerse con el voto de los católicos.
Nosotros ni buscaremos, ni querremos, ni mendigaremos el voto o las simpatías de extranjeros, emigrantes, pro-abortistas, homosexuales, cristianos, musulmanes, comunistas, multiculturalistas…
Seremos un movimiento político-cultural étnico puro. Un Movimiento Identitario Europeo. Queremos una Europa europea, una Europa arya en cuerpo y alma.
*Nosotros no tenemos nada que ver con la gente de ‘Charlie Hebdo’. Pese a sus blasfemas caricaturas anti-musulmanas  esta revista se sitúa en la izquierda anti-fascista, y es partidaria de la emigración, de la integración de los extranjeros, de la disolución de la vieja Europa. Por lo demás, la revista arremete igualmente contra los nacionalismos y los movimientos identitarios europeos (los únicos que se enfrentan abiertamente al ‘sistema’) a los cuales no sólo satirizan, sino que también combaten y persiguen –no hace mucho solicitaron firmas para la prohibición del Frente Nacional de M. Le Pen.
Los muertos en los recientes atentados ‘yihadistas’ pertenecen a la élite del poder, a la órbita de lo ‘políticamente correcto’. De ahí las muestras, las manifestaciones de solidaridad y apoyo de toda la burguesía intelectual de ‘izquierdas’ (las que suscriben las consignas ideológicas del Nuevo Orden). Si los muertos hubieran pertenecido a las filas nacionalistas europeas, los enemigos de Europa no hubieran movido un solo dedo. Dicen que es un atentado contra la ‘libertad de expresión’, pero tal libertad les está negada a los nacionalistas europeos. La única libertad de expresión permitida es la que resulta ‘grata’ o ‘buena’ (aprovechable) para los judíos.  Como era de esperar, el ‘sistema’ ha utilizado la doble masacre para arremeter aquí y allá, una vez más, contra los nacionalistas europeos. Ahora la propaganda del ‘sistema’ insiste acerca del peligro, no de esa población extranjera que mata, sino de las reacciones de rechazo que pudieran suscitarse en la población nativa europea, del posible ascenso de  los movimientos nacionalistas e identitarios. Se demoniza la salida, la solución.
*Téngase en cuenta que aunque algunas regiones llegaran a separarse de España los españoles nunca perderemos su legado histórico y cultural, los cuales nos pertenecen, como europeos, como nos pertenecen el legado francés, el italiano, o el alemán. El legado espiritual de los pueblos europeos no sabe de fronteras interiores y pertenece, por naturaleza, a todos los nacidos aryas.
*Uno de los economistas que ha elaborado el programa económico de ‘Podemos’ elogia la economía de la URSS y dice que gracias a sus éxitos económicos pudieron vencer a Hitler. Mentira doble. Primero sobre la economía de la Unión Soviética, pues oculta sus hambrunas y miserias; sus rotundos fracasos –reconocidos por todos los historiadores y economistas del planeta. Y segundo porque oculta que el último año de guerra Alemania (desde el desembarco de Normandía y la entrada de tropas angloestadounidenses por el Mediterráneo) estaba rodeada por millones de soldados de los cuatro rincones del planeta (Frente occidental, Frente oriental (soviéticos), y por el sur –Italia, Grecia, Yugoeslavia). La derrota de Alemania estaba cantada, aunque las tropas nazis resistieron heroicamente hasta el final. Consúltese en cualquier lugar el número de países y de tropas (su número) del bando Aliado. La II Guerra fue “todo el mundo contra Hitler”. (Hablo sólo de la guerra en Europa). Lo que parece mentira es que Alemania pudiera resistir durante tanto tiempo.
*La guerra contra la Alemania nazi de los ejércitos aliados puso de manifiesto de qué lado estaban la verdad, el bien, y la justicia, y de qué lado estaban la mentira, la injusticia y el mal. La falta de escrúpulos de Churchill y Roosevelt y su alianza con Stalin, la alianza de los Estados ‘democráticos’ con el régimen más criminal en la historia de los pueblos europeos, es más que elocuente al respecto. Todo para derrotar a los verdaderos libertadores de Europa. El viejo Shylock estaba detrás de todo esto.
Con los aliados nos encontramos en el mundo de ‘Juego de Tronos’, con los nazis en el mundo de ‘El Señor de los Anillos’. Entre la vileza y la nobleza. No es poca la diferencia.
*Judíos, cristianos, musulmanes, demócratas, comunistas… anarquistas, anti-sistemas… Todos contra el nacionalismo étnico.
*Hoy se tiene a Hitler como un loco que por su ambición metió a Europa y al mundo entero en una guerra que costó millones de víctimas. Pero lo cierto es que Hitler  fue una víctima más de la ambición de dominio de la judería internacional. La guerra se hizo contra Hitler y fue alentada e impulsada por consejeros judíos cercanos a Inglaterra (Churchill) y a EEUU (Roosevelt). La entrada de las tropas alemanas en Polonia (para recuperar los territorios expropiados después de la I Guerra Mundial) fue la excusa. La guerra fue deseada, planeada, y prevista por la judería internacional (sionista) desde la misma llegada de Hitler al poder. Ni Alemania ni Hitler querían esa guerra. Esto está más que documentado.
*No hay que subestimar el éxito que organizaciones como la del ‘cazador de nazis’ Wiesenthal (mundialmente conocido) tienen sobre el gran público. Son armas de propaganda. Los nazis son perseguidos; son asesinos, son malos, son indeseables… ¿Quién quiere tener como amigo a un nazi? Independientemente de sus éxitos esta ‘caza’, considerada como  justa y legitima, deja una imagen de los nazis que es muy difícil de desarraigar. Es parte consustancial de los calculados efectos psicosociales de la propaganda de guerra sobre el ‘enemigo’, y va dirigida especialmente a los pueblos blancos occidentales. Seguimos padeciendo esa ‘propaganda de guerra’ –basta ver los documentales, las películas, la literatura, las noticias casi cotidianas en los noticiarios sobre el período nazi y la guerra; la incesante, la intensa, la masiva propaganda anti-nazi que circula desde fines de la II Guerra.
La mayor parte de los occidentales tienen a toda esa propaganda como cierta e indiscutible; como verdades incuestionables, incontrovertibles; como axiomas.
*Weber en un artículo publicado en su IHR (Volumen 10, No. 1) recoge una entrevista que G. Honsik hizo al Capitán SS  Alois Brunner, que durante la guerra dirigió la ‘Oficina Central para la Emigración Judía’ en Viena –Organización que  durante la guerra hizo posible que gran número de judíos pudieran emigrar a países extranjeros.
En la entrevista (cito textualmente del artículo de Weber): “Brunner describió sus relaciones cordiales con el Dr. Josef Löwenherz, el jefe de la comunidad judía en Viena durante el tiempo de guerra. Con autorización oficial alemana, Löwenherz visitó Lisboa (al parecer en 1940 o 1941), en el Portugal neutral, para reunirse con representantes del Congreso Judío Mundial, entre ellos el Dr. Parlas, secretario de Chaim Weizmann, y el director de asuntos financieros del CJM, Tropper. Löwenherz quería negociar un acuerdo para la emigración en masa de los judíos de Europa controlada por los alemanes. Después de su regreso de la reunión de Lisboa, Löwenherz ‘lloraba cuando entró en mi oficina’, dijo Brunner a Honsik. Los funcionarios del Congreso Judío Mundial le habían dicho que los aliados querían mantener a los judíos bajo control alemán para aumentar los problemas logísticos de Alemania. (Esto también se confirma en el estudio detallado de David Wyman, El abandono de los judíos, páginas 99, 114-115.)” Las negritas en cursiva son mías.
*Sabido es que en el último año de la guerra los estratégicos bombardeos aliados afectaron a las vías de comunicación (carreteras, ferrocarril…) y a las redes de abastecimiento (agua, principalmente) dejando incomunicados y sin recursos a la mayor parte de los campos de trabajo y de prisioneros. Esto trajo como consecuencia la falta de alimentos, de agua, y de medicinas. La desnutrición, la deshidratación, y las epidemias hicieron el resto. El número de muertos en los campos, en ese último año, se multiplico por mil. Esto agravaba la responsabilidad de los alemanes (que era lo que se pretendía, cargarlos con más víctimas).
Esta estrategia no tenía otra intención que paliar los efectos que tendría sobre la población europea el saber acerca de las numerosas víctimas (fueron varios millones) ocasionadas por los bombardeos angloestadounidenses, que se realizaban desde 1942, sobre poblaciones civiles e indefensas. Mostrar el horror de los campos de prisioneros nazis ocultaba, desviaba la atención de los crímenes propios. De hecho, sobre las víctimas civiles alemanas ni siquiera se habla. No hay documentales sobre tales bombardeos y sobre tales víctimas (en el último, el de Dresde, al filo ya del final de la guerra, y a cuya población se le habían sumado centenares de miles de refugiados, murieron alrededor de 300.000 personas –tal vez más, no se sabe a ciencia cierta).
Es notorio también que, en los documentales dirigidos a los mass media, no se diga nunca nada acerca de la responsabilidad de los aliados en las muertes en los campos de prisioneros en estos últimos meses debido al aislamiento provocado por los citados bombardeos.
La historia de la II Guerra Mundial (desde sus comienzos, hasta los juicios de Núremberg) que recibimos desde los mass media, en las escuelas, en las universidades y en todas partes es mentira, es una fabulación interesada. Es una vergüenza que ofende a nuestra inteligencia, a nuestra voluntad de verdad, e insulta la memoria de todos los pueblos que participaron en ella. Es una historia ocultada, fingida, impostada. ¿A quién favorece; a quién interesa semejante mentira?
*La propaganda de guerra tiene como metas fundamentales la desmoralización, el desarme ideológico, cultural, espiritual del ‘enemigo’ (el famoso ‘lavado de cerebro’). Y el objetivo de esta propaganda de guerra somos los pueblos blancos europeos o de origen europeo (la Magna Europa). Va, pues, contra los nacionalismos de los diversos pueblos blancos. Y tratan por todos los medios posibles de restarnos auto-estima, auto-conciencia, fuerza y coraje moral, firmeza, seguridad en nosotros mismos y en nuestros derechos étnicos, culturales, y patrióticos. Tanto la etnia como la cultura están demonizadas. Tratan de destruirnos, en pocas palabras; de eliminarnos, de quitarnos de en medio, de hacernos desaparecer –como etnia, y como cultura.
Esta destructiva propaganda de guerra tiene su contrapartida en la predicación del multiculturalismo, y de los Estados multiétnicos como ‘solución’ a nuestra etnicidad,  para curarnos de nuestro peligroso ‘etnocentrismo blanco’ –así dicen estos desvergonzados. Adviértase al mismo tiempo la descarada propaganda ‘sionista’ (pro-judía) en multitud de culturemas (cine, series tv., literatura…) a lo largo de los últimos decenios.
No olvidemos             que la mayor parte de los ideólogos y patrocinadores de toda esta propaganda de guerra pertenecen, aunque usen y abusen de la doble nacionalidad, al muy etnocéntrico Estado Nacional (étnico) del Pueblo Judío.
*El movimiento PEGIDA no es un movimiento nacionalista étnico. Acogen en sus filas a miembros de otros pueblos o razas (basta que sean anti-musulmanes). Ignoran que los musulmanes son instrumentos de los ideólogos de la globalización que padecemos en Europa y en el resto de las Naciones Blancas. Y no sólo tenemos millones de musulmanes asiáticos y africanos. No son sólo estos  musulmanes los que están alterando, desvirtuando nuestras milenarias sociedades.
Los europeos estamos más que islamizados, judaizados. Las corrientes ideológicas (ya de origen cristiano, ya de origen marxista) que favorecen, que potencian estos flujos migratorios, las que proporcionan los argumentos jurídicos, filosóficos, políticos, morales… favorables a estas poblaciones extranjeras, son las causantes de esta descomposición que vivimos; de nuestra ruina. Hay que ir a la raíz de nuestros males.
Hay que combatir las ideologías multi-étnicas, multiculturales, y anti-nacionalistas que se nos imponen en Europa desde finales de la II Guerra Mundial; las ideologías que proscriben, prohíben, y persiguen los movimientos nacionalistas étnicos en Europa (y la Magna Europa). Hay que combatir los fundamentos políticos, económicos, jurídicos, militares, morales… de este Nuevo Orden internacional que padecemos; las consignas culturales que impiden que nos defendamos.
*La religión arya, la religión de los pueblos aryas o indoeuropeos; la religión de los nacidos aryas. Una religión inspirada en las culturas aryas pre-cristianas; en las tradiciones aryas que desarrollaron los diversos pueblos aryas en la antigüedad antes de cualquier alienación espiritual religiosa (cristiana, musulmana…), antes de que fueran privados de sus propias tradiciones espirituales. Los restos, las reliquias culturales que nos quedan de los romanos, de los helenos, de los germanos, de los celtas, de los eslavos, de los baltos. Estas tradiciones pueden ser consideradas como un principio.
No es posible el retorno. Tampoco el sincretismo. Las lagunas son excesivas. Demasiada destrucción, demasiada distorsión o manipulación de los restos; demasiadas pérdidas. Imposible reconstruir en su pureza cualquiera de estas tradiciones. Con todo, es el antiguo, el arcaico legado; el viejo testamento de los pueblos aryas.
Hay poco menos que comenzar de nuevo. Ahora podemos establecer una religión única para todos los pueblos aryas cuyas claves fundamentales consistirían en las identidades étnicas y culturales, en el parentesco biosimbólico. La comunidad de los nacidos aryas.
He hablado del viejo testamento arya. El nuevo testamento lo tenemos en los aspectos culturales más alejados del judeo-mesianismo a lo largo de nuestra historia post-cristiana (en filosofía, literatura, artes plásticas, ciencias políticas, económicas, ciencias de la naturaleza…). Hago hincapié en el periodo nazi –desde su origen hasta su agonía final–; el período más santo, el más sagrado (sus protagonistas, sus héroes, sus mártires, sus hazañas…). Aquella promesa de futuro. Su particular legado.
*La cultura de masas, la sociedad, el mundo en el que vivimos hoy (en el Occidente blanco, y desde la IIGM) no tiene nada que ver con el legado nuestro, ni con el viejo, ni con el nuevo. No tiene su origen en nuestras tradiciones y costumbres. No es arya en absoluto. Contradice, constriñe nuestro genio, nuestro espíritu, nuestro ser. Es malo para nosotros. Pereceremos, si no despertamos de esta pesadilla.
*
Hasta la próxima,
Manu
PUBLICADO POR MANU RODRÍGUEZ EN 7:13
Manu Rodríguez. Desde Europa (00/01/15).
*
*La desposesión espiritual, cultural, de los pueblos aryas europeos comenzó cuando la cristianización. Allí fuimos privados del nexo con nuestros antepasados y con nuestra historia ancestral. Allí comenzó nuestra errancia y vagabundeo.
*Al movimiento nazi se le hizo la guerra desde el principio, aún antes de llegar al poder en el 33’. La Alemania nazi estaba condenada desde su mismo nacimiento.
*Un judeo-mesianismo sin judíos. Los judíos ponen en marcha engendros como el cristianismo y el bolchevismo y los goys los adoptan y les dan continuidad. La meta es la ciudad de Dios, la nueva Jerusalén, la nueva Sión… El reino de los cielos –el que se toma por asalto.
El universalismo y el internacionalismo de las ‘ideologías’ religiosas y políticas que salen de las codiciosas cabecitas judías prenden por doquier en las cabecitas de los estultos goys en Europa, pero también en Asia, en África, en las Américas…
Entiéndase que son ideologías trans-nacionales, trans-culturales, trans-étnicas… Van más allá de las ancestrales etnias y culturas.
Cuanto más caótico y desarraigado sea el medio social, tanto más éxito tendrá la difusión de estas ideologías. Por consiguiente, si no se dan tales condiciones (de caos…), hay primero que revolver, remover, desarraigar… crear las condiciones óptimas para el arraigo de estas ideologías en la masa social.
Los judíos ponen en marcha los dispositivos ideológicos de desarraigo; los protagonizan al principio (en el primitivo cristianismo, en la masonería, en los primeros tiempos del marxismo y el bolchevismo…). Los ponen en circulación, los difunden en el seno de los pueblos a los que se pretende dominar. Los principios corrosivos de estas ideologías destruyen, minan las identidades étnicas y culturales de los pueblos, su ser ancestral. El nuevo ser que surge es ya el universal, el internacional, el cosmopolita –más allá de la propia etnia y la propia cultura (que quedan minusvaloradas, desestimadas, desechadas, menospreciadas…). Estos son los regalos envenenados a que nos tiene acostumbrados el enemigo de los pueblos –las ideas universales ‘bienintencionadas’.
Las revueltas de los carentes de patria, de las masas de apátridas, de los desarraigados, finalmente constituidos en cristianos, musulmanes, comunistas… Como armas. El uso, la instrumentalización de las masas.
El enemigo es experto en la criminal manipulación (religiosa o política) de las masas desarraigadas. Sacerdotes, políticos, agitadores profesionales…
Lo que se consigue, una vez más, es que una ideología judía vuelva a triunfar.  El carácter universal (trans-étnico, trans-cultural…) de la doctrina oculta su origen étnico.
*El apetito insaciable de venganza del enemigo. No cesa en su empeño de destrucción. La mayor parte de la opinión pública está en sus manos. Buena parte de la población europea sigue las consignas (religiosas, políticas, o filosóficas) que emanan del enemigo. Consignas ideológicas envenenadas, letales, autodestructivas.
Van como hipnotizados por los caminos trazados por el enemigo. Sin sospechar siquiera que se encaminan al matadero, que se dirigen hacia la muerte y el olvido. Es un suicidio étnico inducido.
Esa ‘masa’, esa fuerza, una vez ‘instruida’ (adiestrada, condicionada), el sistema la usa como arma: la lanza, la arroja, la azuza contra las minorías que se le enfrentan, contra los no conformes. Las pocas excepciones terminan siendo asediadas, perseguidas y aniquiladas por sus propios hermanos. De esta suerte son las maquinaciones del enemigo. No mueve un dedo, se diría. Se limita a poner en marcha, mediante sus medios de comunicación de masas, el dispositivo propagandístico necesario para soliviantar y dirigir a la masa en una dirección o en otra; a unos de una forma, a otros de otra. Porque son muchas las vanidades y ensoñaciones (las ‘motivaciones’) sembradas en la población y con las cuales ésta, al cabo, se identifica –variadas formas de dividir, de segmentar ‘ideológicamente’, ‘culturalmente’ a la población, y de darle a cada una lo suyo proporcionándole toda clase de ‘motivaciones’ (religiosas, políticas, filosóficas…). La ‘movilización’ de las masas, su instrumentalización. La ingeniería social.
*El enemigo está cambiando, alterando la atmósfera espiritual de los pueblos aryas en su propio beneficio. Las claves culturales universales (la nueva atmósfera introducida) que modelan nuestras actuales sociedades resultan  letales para todo lo arya (hombres, lenguas, y culturas). Y nadie despierta.
*Desde aquella primera desposesión espiritual, cuando la cristianización de nuestros pueblos, vagamos sin descanso fuera, lejos del hogar ancestral, pasando de un legado religioso/cultural a otro. La deriva, el nomadeo espiritual desde entonces. De ‘ideología’ en ‘ideología’; de mundo en mundo. Descentrados, desnortados, desencaminados. Lejos de nosotros mismos.
El nacionalismo étnico corta esa deriva de raíz. Vuelve a transportarnos al hogar ancestral; a conectarnos con nuestros antepasados. Nos devuelve a la patria y a la sangre; a la morada arya. Si hubiéramos permanecido fieles al legado de nuestros antepasados durante aquella primera desposesión –y desde entonces–, hoy no necesitaríamos ningún nacionalismo étnico salvador.
*En Hitler tenemos el creador de un nuevo Estado, de un nuevo orden. Basta leer ‘Mi lucha’. Es semejante a Solón, a Licurgo, o a Numa. Es un ‘teórico, un organizador, y un líder’, pero es también un creador, y, en la medida que pudo, llevó a la práctica sus ideas políticas, económicas, sociales, o pedagógicas.
El Estado racista, (en ‘Mi lucha’). Hoy diríamos el Estado o la Nación étnica.
*El periodo nazi (sus textos fundamentales, su historia…) forma parte del nuevo legado o testamento de los pueblos aryas, como su episodio final. Un despertar, un nacimiento abortado. La breve aurora, la corta vida de aquella nación arya. Desde su ‘derrota’ yace dormida.
La nación arya, la ‘doncella’; la bella durmiente. El reino dormido, hechizado, quieto.
*Versalles y Núremberg. ¿Es necesario que sea en el seno del pueblo alemán donde se re-inicie de nuevo el ‘movimiento’? Superar/vencer Versalles; superar/vencer  Núremberg. Núremberg afecta ahora a todos los nacidos aryas. A todos por igual paraliza, adormece, y detiene. Es toda la Europa arya la que debe responder a ese desafío; deshacer el ‘hechizo’ que la detiene.
*Derecho de sangre y de suelo. La autoctonía, la ancestralidad. La herencia, los herederos.
De la sangre y del suelo nosotros, las actuales generaciones aryas, debemos responder. Tendremos que rendir cuentas.
*“El judío es el enemigo mortal de los Estados nacionales y autónomos.” Hitler, en ‘Mi lucha’. El pueblo judío se ha constituido, casi desde su origen, en el enemigo mortal de los pueblos (véase su libro sagrado; véase su Talmud). Los universalismos de origen judío (religiosos, filosóficos, o políticos)  son veneno mortal para los pueblos.
*La Europa blanca tiene que recuperarse; que volver a ser dueña de su destino. Tenemos que deshacernos de pueblos extraños, de ideologías extrañas; deshacernos de todo lo ajeno –pueblos y creencias. Limpiarnos, purificarnos; renacer.
Lo próximo es recuperar el ser biosimbólico nuestro. Ahí se encuentra la fuente de nuestra salud.
El ser genético nuestro; nuestro cariotipo específico –el étnico, el racial. El genio arya. A este genio singular nuestro le tenemos que añadir las culturas generadas por las diversas ramas aryas a lo largo de las generaciones. El completo legado –en la naturaleza y en la cultura. El cuido de tal herencia es nuestra responsabilidad y nuestro deber.
*Desde incluso antes de la llegada de Hitler y el nacionalsocialismo al poder la propaganda del enemigo injurió, difamó y calumnió el ‘movimiento’. Los escritos de Hitler y Goebbels (entre otros) de los años 20’ dan constancia de esto.
En ciertos aspectos el entorno socio-cultural de los primeros nazis (años 20’ del siglo pasado) era muy semejante al nuestro. Podríamos decir que sigue siendo el mismo (padecemos la misma estrategia enemiga, vivimos la misma guerra…).
*Hoy no es Versalles sino Núremberg. El nazismo prohibido, sus insignias, sus estandartes, sus banderas… su historia. Hemos sido privados no de territorio sino de reconocimiento, pero esta des-legitimación, a la larga, acabará privándonos también del territorio.
Esta es nuestra situación: Los pocos despiertos son ahora los perseguidos, los proscritos, y tenemos nuestra historia más reciente prohibida, silenciada –nuestro nuevo testamento; nuestra historia sagrada. No podemos conmemorar, festejar, elevar a lo alto. Apenas si podemos salir a la luz.
¿Qué lucha –política, jurídica– se podría emprender para recuperar la legitimidad del nazismo, del periodo nazi y demás…?
*El nacionalismo étnico arya en los momentos presentes carece del aura de la novedad. Somos algo así como una segunda edición –una segunda edición corregida y aumentada.
Los famosos 25 puntos del primer programa han de ser reformulados, puestos al día. Ahora importa la nación arya europea, ahora el movimiento ha de tener dimensiones europeas. Hay que tener en cuenta al conjunto de los pueblos germanos, a los pueblos celtas, a los eslavos,  a los bálticos, a los pueblos neolatinos… Esto es, a todos los pueblos aryas europeos; a todos los nacidos aryas.
Tenemos también el problema de las poblaciones extranjeras. Hoy no sólo albergamos judíos, sino millones de asiáticos, africanos, amerindios… Los puntos concernientes a los judíos en el primitivo programa han de extenderse, pues, a todas estas poblaciones.
Los derechos políticos, o los derechos de propiedad, por ejemplo, sólo han de poseerlo los nacidos aryas.
La finalidad con respecto a estas poblaciones extranjeras ha de ser la de su completa expulsión de nuestras tierras. Mientras tanto serán considerados como huéspedes transitorios, transeúntes, cuando no como intrusos.
Los extranjeros residentes en nuestras tierras no recibirán  la enseñanza de los nacidos aryas; no tendrán derecho a ella. No estarán por consiguiente en nuestras escuelas, institutos o universidades. No se les negará, por supuesto, que cuenten con sus propios centros de enseñanza en tanto permanezcan en nuestras tierras.
El ejército ha de ser nacional con total exclusión de miembros no aryas.
El aspecto quizás más importante se refiere a la cuestión religiosa europea. Nada de alusiones al cristianismo. Lo que religa a los nacidos aryas son las señas de identidad étnicas y culturales que todos comparten. Hablo de las señas de identidad culturales pre-cristianas, pre-musulmanas, o pre-marxistas (pre-judías, en cualquier caso). Ninguna conexión, ninguna relación con tradiciones religioso/culturales no aryas (semitas o no –incluyo el hinduismo y el budismo). En caso contrario el nacionalismo étnico re-nacería envenenado, herido de muerte desde el principio. Tarde o temprano sucumbiría a manos de esos núcleos ideológicos extranjeros, e internacionalistas –como sucedió en el pasado.
La religión ‘natural’ de los aryas tiene que ver con su etnia y con sus culturas. Las culturas pre-cristianas son nuestro viejo legado, las culturas post-cristianas son nuestro nuevo legado –lo no específicamente cristiano desde los tiempos de la cristianización a nuestros días (en filosofía, literatura, artes plásticas, teoría política, ciencias de la naturaleza, modas culturales…).
*Recomiendo a todos la lectura de las obras y discursos de Hitler y Goebbels. Vivimos situaciones muy parecidas. La misma propaganda antinacionalista (universalista, internacionalista), el mismo menosprecio a la patria, a la identidad… los mismos problemas con la opinión pública –en manos de la misma prensa judeo-democrática y judeo-marxista de ‘izquierdas’. La misma necesidad de reconquistar el alma, el corazón de la nación arya.
Combatir, derrotar, expulsar de nuestras tierras al despreciable manipulador y sus armas –el enemigo ha rodeado a la población arya con un  muro de infamias y calumnias que promueve la indiferencia, el desdén, el odio, o el menosprecio de nuestra población hacia nuestro alegre mensaje. Romper ese infame cerco y conquistar el amor de Europa. Llegar a ser –de nuevo–  el elegido, el amado. Repetir la hazaña.
Cautivar, seducir, conquistar, enamorar a la bella Europa.
*“¡Oh, Cielo todopoderoso, bendice nuestras armas; bendice nuestra lucha!” Parafraseando expresiones encontradas en ‘Mi lucha’, de Hitler.
Manu
PUBLICADO POR MANU RODRÍGUEZ EN 7:08 1 COMENTARIO:
MIÉRCOLES, 24 DE DICIEMBRE DE 2014
http://www.larespuestadeeuropa.blogspot.com.es/2015/01/122-identitarys-v.html