lunes, 12 de abril de 2010

asesinato de cristianos en Irak

Desde marzo de 2003, fecha en la que las tropas estadounidenses entraron en Iraq, han sido asesinados cerca de 2.000 cristianos según datos de la sociedad cultural caldea cristiana iraquí. Doscientos de ellos fueron asesinados en la ciudad de Mosul. Miles de creyentes cristianos decidieron dejar la ciudad que, hasta el 2003, tenía la comunidad cristiana más grande del país.
“El éxodo de los cristianos empezó en 2005 en todo Iraq”, cuenta Bashar Gargis, director del Comité Iraquí de Asuntos Cristianos. “Los medios de comunicación han hablado claramente de ello, pero ni la menor parte de la prensa quiso ver lo que estaba sucediendo”.
La violencia contra los cristianos ha sonado muy fuerte en Karkosh. Su población está condenando los incidentes que han tenido lugar en esta ciudad. Alrededor se puede ver a varios grupos de personas rezando libremente en las iglesias, pero para poder hacerlo la comunidad ha tenido que tomar medidas extra para protegerse y defender a su gente. Desde el punto de vista político, la comunidad considera que deben tomarse medidas a nivel más alto, inclusive enmiendas en la propia Constitución.
“Por ahora es un territorio donde nadie se hace responsable de la gente que vive aquí”, dice Massoour Barazani, ministro de Seguridad e Inteligencia de Iraq. “Cuando la decisión esté tomada y el destino de estos territorios esté aclarado, también será necesario tener en cuenta a esta gente y protegerla”, declara.
En Iraq caldeos y asirios, que forman un grupo étnico aparte, profesan el cristianismo, contradiciendo de esta manera al Gobierno iraquí. Hace poco, la familia del sacerdote católico Mazin Ishou Mitoka sufrió una tragedia cuando varios musulmanes mataron a su padre y a sus dos hermanos. Los hombres armados que cometieron la masacre llegaron a la casa del sacerdote con la excusa de revisar documentos de identidad.


“Dejar Mosul, marcharse de aquí no es la solución del problema. La gente debe sentir que tiene una vida estable en el país, debe sentirse unida”, opina el sacerdote Mazin Ishou. Si de verdad el Gobierno tratara a todos los ciudadanos de diferentes confesiones de igual manera, los iraquíes se sentirían más seguros.

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