Fui andando, bajo la lluvia, desde la estación de "metro" hasta la cafetería "Jiménez"... Durante el trayecto, en el suelo no hallé nada... pero, con esperanza, entré en la cafetería y pregunté a una camarera, quien me reconoció: Tras mis primeras palabras, ella de respondió, afirmativamente, diciendo que un cliente, al salir, había encontrado, en el suelo, una carterita... y al instante, ella la cogió de un cajón y me la entrego. La tomé y al abrir la carterita comprobé que todo estaba en orden y no faltaba nada. Le mostré mi alegría y agradecimiento. Comenté que gracias a Dios hay gente honrada. Pregunté que quién la había había, para darle las gracias. Me dijo que la había encontrado un cliente, un señor que haba estado cenando...
Sentí la corazonada de que algo muy celeste habría ocurrido... pues asombrosamente mi carterita fue encontrada por alguien honrado que, además, tuvo el gesto de entregar la carterita en el bar... en vez de apropiársela. Muy reconfortado regresé a casa y le conté mi sorprendente "aventura" a M...
Comprendí que mi ruego a Dios y oración mental había tenido efecto. Comprendí que esto era una señal sobrenatural ó muy significativa, incluso de la Divinidad, de que en adelante debería regir mi vida dentro de la Fe Cristiana. Entendí que debería conformar mis actos y pensamientos al designio de la Providencia. Y además, confiar y aceptar la vida tal como Dios la ha creado. Por consiguiente, deberé siempre sentir agradecimiento por lo que la voluntad de Dios determine